Bienvenidos

Este es un blog dedicado a las opiniones e impresiones, sobre todo y sobre nada, de quienes las escriben. Cada uno con su visión e ideas sostiene con su columna una parte importante del edificio. Siéntense a su sombra, hagan corrillo, beban de sus fuentes, ríanse, emociónense, abúrranse, comenten la jugada, o incluso añadan su propio fuste y capitel. Que lo disfruten.

jueves, 14 de enero de 2010

Los Toros, 5

MacVamp

No pude evitar ser parte de la cofradía tan particular que formaba mi familia. Los santos patronos tenían nombres como San José Belmonte, San Alberto Balderas (el Torero de México, como lo llamaban allá por la década de los '30), San Manolete, San Paco Camino y San Manolo Martínez (uno de los 'mandones' de la Tauromaquia de mi tierra). Yo no preguntaba, sólo observaba, con los ojos muy atentos y los oídos prestos. Hasta el mínimo detalle tiene una explicación: para nosotros lógica, para otros, inverosímil, inexistente. Pero si eres de sangre tibia, si eres incapaz de sentir pasión por algo o por alguien, miras al mundo con afán desabrido.

No reniego de mis raíces, ni de lo que puso el pan en mi mesa cada día sin falta y con sacrificio: subalternos, matadores, artesanos, aficionados prácticos y ganaderos conforman la mayor parte de mi familia. Demasiado pronto aprendí a respetar a todos y cada uno de los que, con valor ante todo, pisan un ruedo manteniendo a rajatabla viejos códigos, para algunos anticuados o dignos de ser erradicados porque no tienen cabida en un mundo moderno y muy civilizado.

No puedo mentir, lo llevo en la sangre y es mi corazón el que lo refuerza hasta que deje de latir. Me emociona, me sublima, me asusta y también me enardece. Y vivo, y siento, y me exalto y disfruto. Tragedia y gloria al mismo tiempo., una al acecho de la otra en cada segundo que transcurre el legendario enfrentamiento de hombre y bestia. No soy capaz de apreciar el arte de un Miró, pero cuántas fibras me remueve un pase de muleta estético y bien ejecutado. La taquicardia se dispara cuando percibo la entrega de aquel que busca crear arte donde otros buscarían huir.

No tuve el valor suficiente. Me faltaron cojones, lo siento. Sin embargo, he podido estar muy cerca en algún tentadero delante de una becerra. Me faltó vocación para encarar a la muerte cada tarde por mero gusto, jamás por imposición, porque el cuerpo y el alma piden crear arte en apenas quince minutos de lidia. Pero cómo disfruto y paladeo la belleza trágica que habita en el albero. La captura de un momento efímero que podría pasar desapercibido si no se mira apasionadamente.

No quiero convencer a nadie. No pretendo hacer proselitismo de una parte tan importante de mi vida, porque, a fin de cuentas, ¿cómo logras hacer entender que lo que para ti es vida, es belleza, entrega, valor, honestidad, valentía para otros sólo es masacre y tortura? Quizá todo radique en que este mundo moderno en su intento por esterilizar y sobreproteger, también busque arrebatarnos los instintos y las pasiones. Tal vez intente convencernos de que no hay muerte, de que el valor está en desuso. De que debemos sentir vergüenza por brindar admiración y respeto a aquellos que con una bestia puede crear filigranas de arte.

Debate aqui