Bienvenidos

Este es un blog dedicado a las opiniones e impresiones, sobre todo y sobre nada, de quienes las escriben. Cada uno con su visión e ideas sostiene con su columna una parte importante del edificio. Siéntense a su sombra, hagan corrillo, beban de sus fuentes, ríanse, emociónense, abúrranse, comenten la jugada, o incluso añadan su propio fuste y capitel. Que lo disfruten.

jueves, 31 de diciembre de 2009

La culpa

Juan
en Adicto a la gente

Estamos acostumbrados a considerar la culpa como algo negativo. Pero es un sentimiento consustancial con nuestro ser. No es negativa ni positiva, sólo depende de como la gestionemos. El problema no es sentir culpa, sino en como nos enfrentamos a ella. Negarla no sirve de nada, con ello sólo escondemos el problema en vez tener la oportunidad de solucionarlo. Castigarnos tampoco es la solución. El castigo es una manera de reaccionar, de ser pasivo y de no actuar, de no encauzar nuestro juicio sobre nosotros para no convertir la culpa en castigo y autodestrucción.

La culpa es la herramienta más poderosa que tiene nuestra conciencia para condicionarnos. Nuestros genes, vivencias, paradigmas, entornos, hábitos y pensamientos matizan nuestra percepción de la realidad y, desde esta perspectiva, podemos intuir, de forma realista o distorsionada, el rol que desempeñamos en nuestro medio. La culpa juega aquí un papel importante en la forma como nos relacionamos con las demás personas.

Tenemos que partir de la base que el ser humano es una obra en perpetua evolución. La única forma de construirnos es con el viejo sistema de ensayo y error. Esos errores, en ocasiones, dañan a otros. La culpa es el sistema del que estamos dotados para ser conscientes de los errores y los daños hechos a otros y a nosotros mismos. Y esta es la gran clave para poner la culpa a nuestro favor o en nuestra contra. Aquí podemos clasificar la culpa en dos tipos:

1. La culpa activa: si la vergüenza que sentimos ante el fracaso sirve para iniciar nuevas líneas de actuación, si consigue que nos abramos a los cambios, la convertimos en una herramienta poderosísima de crecimiento.

2. La culpa pasiva: si la negamos, escondemos o nos autocompadecemos, si sólo reaccionamos ante ella, se convierte en una losa que impide mejorar y nos arrastra a la autodestrucción. Pocos sentimientos provocan tanta obsesión como la culpa pasiva.

Y no siempre se manifiesta como culpa. Muchas veces le damos otros nombres que nos impiden llegar a la esencia del problema y, por ende, a su solución:

1. A veces la disfrazamos como responsabilidad. Nos podemos engañar y hacernos creer que tenemos una responsabilidad, que no sentimos ni queremos, con los demás. Hacer cosas que detestamos pero que pensamos que, si no las hacemos, nos sentiremos culpables. Hay personas que creen que siempre debe haber alguién disponible para ayudarles. Hay manipuladores, auténticamente profesionales, que consiguen este resultado en nosotros. "Si no haces esto por mí, te sentirás culpable" y esto condiciona nuestra conducta.

Pero nuestra primera responsabilidad es con nosotros mismos, pero para ello es preciso desterrar miedos. Saber decir NO. Y esto puede ser difícil, pero necesario. Si no lo hacemos así, si seguimos el camino cómodo, podemos decidir que otros nos controlen en vez de hacer valer nuestros derechos. La culpa pasiva ha ganado. Y es curioso que, con la asunción de estas "responsabilidades" hacia los demás, se oculta, muchas veces, una necesidad imperiosa de ser aceptados, queridos. Y es precisamente lo que no se obtiene. Una persona que se tiene como primera resposanbilidad a sí mismo, suele ser una persona madura, equilibrada, con unas relaciones interpersonales en consecuencia con su estabilidad y bienestar y es, por tanto, una persona mucho mejor aceptada y más querida. Con un cierto grado de "egoísmo" se consigue amar y que te amen mejor.

2. Otras veces la disfrazamos de resentimiento. Cuando se elige complacer al otro, en contra de nuestros deseos y necesidades, surge el resentimiento, un sentimiento profundamente ligado a la culpa. A su vez, al sentir resentimiento, se crea más culpa, creando un círculo maléfico y autodestructivo, tanto de la persona como de la felicidad.

3. Otras lo disfrazamos de secreto, de algo malo que hemos hecho y nos avergüenza que alguién se entere por temor a perder la estima de los demás. Este secreto nos machaca, maniata y nos hace sentir malos e indignos de amor. Esta es una de las fuentes de la baja autoestima. Se da la gran paradoja de que guardamos el secreto para que nos quieran y, el hecho de guardarlo, nos hace insensibles al amor que recibimos pues, una persona con autoestima baja no se siente amado. En estos casos es increíble lo liberador que puede ser contar ese secreto. Puede llegar a cambiar la vida por completo.

4. La culpa disfrazada de bondad. Tendemos a creer que una víctima es bondadosa. Evidentemente es falso, una víctima es una víctima y en ello nada tiene que ver la bondad o maldad del individuo. Pero existe esa tendencia natural a arropar, ayudar y servir a la víctima otorgándole, por el hecho de serlo, una halo de bondad, que puede o no ser cierto. Hay víctimas reales, pero también hay víctimas artificialmente creadas. Estas últimas buscan el beneficio que se les otorga a las verdaderas víctimas y, además de ser arropadas y queridas, también consiguen algo mucho más importante: son consideradas BUENAS. Hay personas que se solazan en su propio sufrimiento, las más de las veces no realista, sin poner un ápice de voluntad en solucionar sus problemas, para así seguir sufriendo o incluso aumentarlo. En este caso son manipuladores de la culpa.

5. La culpa disfrazada de disculpa. ¿Nunca os habéis encontrado personas que lanzan a los cuatro vientos lo culpables que se sienten ante un hecho en el que, objetivamente, no tienen la más mínima responsabilidad o culpa?. Buscan la comprensión de los demás y las palabras clave: "tú no tienes culpa de nada". Además, se benefician del punto 4, la victimización.

Cuando es más fácil que ocurra la culpa pasiva.

La culpa, en la mayoría de ocasiones, es consecuencia de la escala de valores con que nos regimos en la vida. Si se produce un desencuentro entre nuestro ideal de cómo ha de ser nuestro comportamiento y lo que realmente hacemos y nos comportamos, aparecerá la culpa.

La escala de valores es una clave fundamental. Una escala demasiado exigente o rígida, va a ocasionar numerosos conflictos. Debemos ser realistas con nuestras posibilidades. No somos ni podemos pretender ser perfectos. El perfeccionismo paraliza.

El que cree que debe ser buenísimo e impoluto, que no se puede permitir el más mínimo desliz "maligno", está abonado a la culpa pasiva, al autocastigo contínuo y destructivo. Un excesivo nivel de autoexigencia no nos lleva a ser mejores sino a ser infelices y personas insatisfechas.

El que tiene una concepción dual de la moral: blanco o negro, bueno o malo, sin recordar que en todo hay matices, está abonado a la culpa pasiva y a la intransigencia.

Reacciones ante la culpa.

Como he dicho antes, la reacción ante la culpa no es positiva. Es mejor actuar que reaccionar. Se me ocurren tres formas de reaccionar:

1. Reacción de autocastigo. Nos castigamos por todo lo que nos sucede a nosotros e incluso, de lo que les sucede a los demás, tengamos o no auténtica responsabilidad en lo sucedido.

2. Reacción extrapunitiva: culpabilizamos de todo, inclusive de nuestros males, a los demás, como forma de desresponsabilizarnos ante lo sucedido.

3. Reacción "sin castigo": nadie es culpable de lo sucedido. Han sido las circunstancias, los hades, el destino. Posiblemente, de las tres reacciones, sea la mejor, pues nos quita sufrimiento, pero también nos resta la oportunidad de cambiar, de mejorar.

Cuanta mayor concordancia exista entre nuestro pensar y actuar, y cuanto más lejos se mantenga nuestro razonamiento de absolutos, rigideces y perfeccionismos, menos veces se nos generará el sentimiento de culpa. Pero sin duda, cuando somos incoherentes, el sentimiento de culpa aparece. En ese momento, en la medida en que aparquemos la descalificación y el castigo, nos liberaremos de la paralización y mantendremos la suficiente fluidez interna que nos llevará a abordar nuestras faltas de coherencia como problemas a resolver y no como losas autodestructivas.

Si la transgresión de nuestras propias normas hace que se presente la culpa, el reto es convertir ese sentimiento en:

•Una señal, que sirve para cuestionarnos cómo hacemos lo que estamos haciendo. A veces es bueno que nos encontremos en entredicho: las revisiones personales posibilitan nuestro enriquecimiento.
•Un momento de reflexión y análisis de por qué nos surge, sin entrar a desvalorizarnos ni a hundirnos en el desasosiego y el sufrimiento.
•Un diálogo interior que nos lleve a designar y concretar cuál es la conducta por la que sentimos la culpa.
•La búsqueda de soluciones, o en su defecto alternativas a cómo reparar el daño causado.
•La petición de perdón a las personas afectadas por nuestra conducta.
Si el sentimiento de culpa nos afecta de tal forma que nos conduce a una situación emocional que nos impide un análisis claro, conviene acudir a un profesional para que pueda ayudarnos a encontrar las soluciones adecuadas.

Uno de los motivos del enorme éxito de las distintas religiones es el manejo de la culpa. La confesión, la absolución, ofrecer sacrificios a cambio e nuestros pecados....¿a qué os suena?. Muchas de las religiones primero crean la culpa, gracias a un código ético muy estricto e imposible de cumplir, pero a la vez, da la solución, el perdón de Dios.

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sábado, 5 de diciembre de 2009

Belle de Jour

Rogorn
en Blogorn

El mes pasado se reveló quién era Belle de Jour. No la Deneuve de Buñuel, que eso ya se sabía, sino la autora de un blog en el que contaba sus experiencias como 'escort', o prostituta de alto standing en Londres. Durante años había estado escribiéndolo y haciendo dudar a la gente sobre si sería verdad, mentira, a medias, o incluso si sería un tío. Incluso se publicó un libro y se hizo una serie de televisión. Parte del misterio incluso radicaba en que mientras a otros blogueros anónimos los habían destapado a base de jaqueos, a esta bella de día no le echaba nadie el guante. Salvo pagando, claro.

Bueno, pues la tipa ha salido del armario (más bien un vestidor de tres puertas), y ha resultado ser una tal Brooke Magnanti. Corrijo. Doctora Brooke Magnanti. Una epidemióloga de microscopio y laboratorio que se metió en esto para pagarse los estudios. La revelación ha abierto un debate (o reabierto, o mantenido abierto, si es que alguna vez había cerrado) sobre la prostitución.

Vaya por delante que hay una parte del debate que no debiera ni de serlo, que es el tocante a quien se mete en ello por coacciones, raptos, chantajes o por verdadera falta de cualquier otro recurso que no sea vender el cuerpo en condiciones deplorables. Sobre eso, no hay el menor debate posible: debe desaparecer, cuanto antes mejor, y quien se lucre con ello debe ser castigado de la forma más dura que permita la ley que corresponda. Pero la cosa empieza a estar menos clara cuando hablamos de chicas de clase media, con estudios, sin problemas familiares, y además lo bastante atractivas como para cobrar entre 300 y 500 libras la hora por su compañía. Precio que no elimina el condón ni incluye tampoco prácticas demasiado extrañas. De 300 a 500 por básicamente un sábado sabadete vulgaris. La hora.

La Magnanti estuvo en esto 14 meses, durante los cuales no sufrió ningún problema a manos de ningún cliente, del tipo de golpes o violaciones. Incluso al nivel caro en que estamos, no todas pueden decir lo mismo, y ella, sabedora de que así es, en ningún momento ha vendido humo al respecto, y sólo ha dicho estrictamente que se siente afortunada porque haya sido así, pero que la inmensa mayoría de sus clientes la había tratado mejor que en sus mejores citas 'normales'. Por un lado, trabajaba para una agencia que exige a los clientes nombre real, dirección y pago con tarjeta válida, así que la suerte, si la tuvo, se la había ganado con dicha previsión. Por otro, según ella, "nadie quiere ser el tío que pega a las prostitutas". Sólo dos clientes en su año y pico llegaron a hacerla sentir incómoda siquiera.

Y claro, enseguida fue acusada de glamurizar la prostitución. La pregunta es de cajón: ¿cómo sabe tanto comentarista y comentaristo lo mucho o poco que se pega a estas mujeres, o si sólo 'se les pega lo normal'? En este tema más que en ningún otro, el cuento cambia según te haya ido la feria en él. A algunas se las come el lobo y en otras el lobo les pone un piso y un coche y chapa y pintura nueva y lo que se tercie. Así que la única forma de tener una idea un poco mejor es incluir todas las experiencias, sin desechar las que no te confirmen la tesis.

Durante la semana siguiente se publicaron varios artículos y entrevistas con otras chicas parecidas en periódicos ingleses. Anna, 28 años, carrera universitaria, clientes: ejecutivos, políticos, jeques y famosos. Uno de sus habituales quedaba con ella unas tres horas cada vez para leer el periódico, beber vino y dar un paseo en su Bentley. A lo más que llegó fue a besos en las mejillas. Ariana, 30 años, también con carrera, ha llegado a dar conferencias sobre "el papel social de las escorts". Juliet, 23 años, en mitad de su carrera, había leído el libro y visto la serie y pensó: "Esto lo puedo hacer yo". Su primer cliente fueron "dos horas de conversación, sexo bastante aburrido y 300 libras en el bolso. No me lo podía creer." Erica, 31 años, comenzó durante la carrera, (filología, con español y francés) (esto último muy útil) (y esto último muy útil también), y tras acabarla ha seguido sin parar: "Gano mil libras en una semana mala, el doble en una buena. A no ser que fuera una abogada o cirujana, que además están atados a sus mesas de trabajo, ¿dónde voy a ganar eso?" Sienna, 29 años, Christine, 27 años, etc etc. Todas citan las mismas ventajas: dinero fácil y ya, buen trato, ambiente de lujo (el que gasta 300 en la chica no va a escatimar en el hotel o el restaurante), a menudo gente interesante, y respeto y admiración.

Desventajas las hay, y las cuentan también: citas que salen mal a pesar de las precauciones (A Anna la filmaron y chantajearon, y una vez un cliente le sacó un cuchillo, pero lo convenció hablando y se escapó), tensión continua por mantener el secreto con los padres, familiares y amigos, extrema dificultad para tener relaciones estables (encontrar hombre que lo tolere, primero, y que lo siga tolerando, después), y (esta es mi favorita) "abrumadora mayoría de clientes feos, gordos y de cincuentones para arriba". Ah. Acabáramos. Es que si la clientela encima estuviera buena, igual me metía yo también. Aparte de que juzga y serás juzgada, rica.

La que a mí me parece más importante, sin embargo, es lo adictivo que es. No la práctica, ni siquiera el sexo, ni siquiera el trato, sino el dinero abundante e instantáneo. Eso te lava la cabeza pero rápido. El ejemplo de Erica, la que empezó y no ha podido parar, es frecuente. Algunas sí, acabaron la carrera, pero como nunca ejercieron, se encuentran con que cuando les llega la hora de poner el 3 delante en su edad, lo único que saben hacer, por decirlo en corto y por derecho, es follar, porque no saben hacer otra cosa más que dejarse adorar. Otras se han convertido en calculadoras humanas, y por cada hora que pasan en un trabajo "normal" no pueden dejar de pensar cuánto están 'perdiendo' esa tarde que no tienen clientes. La propia Erica dice que intentó dejarlo un par de veces por otros empleos, pero que le llegaba el cheque, veía las horas fijas y el curro repetitivo y decía a la porra. Estoy mejor en lo otro. Muchas se controlan, dicen estaré tanto y cuando llegan a tanto se salen y ya está (la propia Magnanti fue una), pero no todas. Todos los inconvenientes se acaban resumiendo en dos: daño físico y psicológico. La que no se trastorna se hace fría y calculadora y la que no tendrá traumas en el futuro.

Sabiendo todo esto, y hoy se sabe, y las que entran en esta categoría tienen dos dedos de frente y se informan, y aún más, entienden la información, ¿por qué pasa? Porque tampoco es que vivan engañadas: te abren la puerta, te regalan coches y abrigos, te llevan a sitios exclusivos, conoces gente, pero ninguna deja de saber que todo eso ocurre porque venden sus favores sexuales. Por lo cual no pueden llamarse de ninguna forma avance feminista ni compararse con los progresos en materia de independencia femenina. Y para allá van.

Algunas cosas puede que sean la propia vanidad individual y simple deseo de cosas materiales, pero otras simplemente reflejan que somos lo que somos porque nos han hecho el mundo que nos han hecho: resulta llamativo el número de chicas que empiezan a tener la idea cuando las facturas universitarias se empezaban a salir de madre. Inglaterra y Estados Unidos son países de esos donde, como se ve en las pelis y series, quien quiera ir a una universidad decente tiene que tener un "college fund" ahorrado por los padres casi desde que nacen. La gente con los 18 apenas cumplidos, pasan de jugar con la Play y darse de morreos en los colegios a tener préstamos que devolver. Eso de empiezo una carrera de cuatro años y tardo siete en sacarla, o paso de la asignatura que se me atasca per saecula saeculorum, ahí no se estila. Cuanto más tardes, más debes, y a lo mejor poner el mencionado -culorum (hablando de todo un poco) es lo único que te puede sacar del apuro. ¿De quién es la culpa?

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viernes, 27 de noviembre de 2009

El hombre que nació tres veces

Celadus
en Memorial de Isla Negra

En Japón se les conoce como hibakusha, que significa “persona bombardeada”. Son los supervivientes a las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. 140.000 personas murieron de manera inmediata en la primera ciudad y 70.000 en la segunda pero otros muchos consiguieron sobrevivir con diferente fortuna y grado de afectación. Por si fuese poco lo que ya habían pasado, los hibakusha sufrieron demás al principio una fuerte discriminación. Nadie sabía que era exactamente una bomba atómica, nadie entendía por que desarrollaban esas enfermedades tan extrañas y muchos temían ser contagiados por la radiactividad. Más adelante, el gobierno japonés realizó un censo y les garantizó determinadas coberturas sociales, como la asistencia médica y el costo del funeral, prestaciones que siguen vigentes hoy día.

Existe un tipo especial de hibakusha: aquellos que sufrieron ambas explosiones y lograron sobrevivir. Por increíble que parezca, muchas personas tuvieron la mala suerte de que les cayesen encima las dos únicas bombas atómicas que se han usado en una guerra hasta día de hoy. Tras el ataque contra Hiroshima, muchos supervivientes decidieron refugiarse en la ciudad de Nagasaki siguiendo un razonamiento lógico. Nagasaki era el centro urbano con mayor población cristiana de todo Japón (incluso tenía su catedral) y muchos creían que por ese motivo los norteamericanos nunca se atreverían a lanzar allí otra bomba atómica. Pero se equivocaron. Nagasaki fue el segundo objetivo elegido para lanzar contra ella a “Fat boy”, el segundo y último artefacto nuclear. Los estadounidenses tenían motivos más prosaicos para elegir sus objetivos que las creencias religiosas de la población. Ambas ciudades habían escapado a los bombardeos convencionales y por tanto eran el lugar perfecto para estudiar los efectos de la explosión atómica sin interferencias. La mayoría de los hibakusha de Hiroshima murieron en Nagasaki pero algunos lograron sobrevivir también a esa segunda explosión y se convirtieron en Nijū Hibakusha (“Doble hibakusha”), un hecho absolutamente extraordinario.

Se calcula que hubo al menos 150 casos, aunque muchos de los expedientes que lo corroboraban se “perdieron” al parecer en la década de los 50. Este hecho se explica porque jurídicamente no había diferencias y los Nijū Hibakusha no recibirían doble pensión sino una única, igual que cualquier otro superviviente afectado. De todos ellos, quizá el más conocido es Tsutomu Yamaguchi, reconocido de nuevo oficialmente como doble hibakusha por el gobierno japonés este mismo año y con 93 años cumplidos.

La historia de Yamaguchi es, cuanto menos, sorprendente. Durante la guerra trabajaba como ingeniero para la división militar de Mitsubishi y debido a su empleo debía viajar por varias ciudades del país. El 6 de agosto de 1945 se encontraba en Hiroshima. Hacia las 8 de la mañana caminaba hacia la sede de la empresa en esa localidad cuando, al mirar al cielo, divisó un avión plateado que enseguida identificó como un bombardero B-29 estadounidense –no en vano su paso por el cielo nipón era muy frecuente porque los bombardeos estaban a la orden del día. Yamaguchi cuenta que lo siguiente que vio fue un par de pequeños paracaídas que caían desde el avión e inmediatamente un fogonazo de luz que le hizo perder el conocimiento y caer al suelo. Cuando despertó, unos 15 minutos más tarde, el espectáculo que descubrió a su alrededor era dantesco. La ciudad había sido completamente arrasada y todas las personas que le rodeaban estaban muertas. Milagrosamente, solo él había sobrevivido.

Más tarde encontró gente que corría hacia las montañas y se unió a ellos. Tras pasar la noche dentro de un vagón partió hacia Nagasaki, su ciudad natal. Allí nadie le creyó cuanto contó lo que había visto en Hiroshima. Nadie podía imaginar siquiera tal atrocidad. Pero tres días después, para horror de Yamaguchi, la escena volvía a repetirse en su ciudad. Volvió a ver el avión y los paracaídas, pero esta vez ya sabía lo que vendría después y se lanzó al suelo de inmediato. Los viandantes le miraron extrañados sin saber a que se debía aquel extraño comportamiento pero nadie le imitó. Ese gesto de echarse a tierra probablemente fue lo que le salvó la vida, aunque nunca se ha sabido exactamente como pudo sobrevivir. Yamaguchi cuenta que en aquellos momentos pensó que las bombas le perseguían.

Durante décadas, este japonés de mirada triste ha vivido con sus recuerdos y con la convicción de que seguía con vida por un motivo: poder contar al mundo el horror de un ataque nuclear. Por eso cuando el pasado año se rodó una película sobre el tema donde el interviene, pidió viajar a los EEUU para el estreno en aquél país. Hasta entonces ni siquiera tenía pasaporte. Yamaguchi asistió al estreno en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas, donde pidió que nunca haya un tercer ataque nuclear. El doble hibakusha afirma haberse quitado un gran peso de encima al poder expresarse en los EEUU y considera que ya puede morir en paz. Por tercera y última vez.

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jueves, 12 de noviembre de 2009

Las amistades peligrosas

Lenka
en Esperando a los búhos

Son muchos los que afirman que un hombre y una mujer no pueden ser amigos. Se entiende que de tal maldición quedan automáticamente exentos los individuos con tendencias sexuales, digamos, incompatibles. Lo digo porque parece que siempre haya existido la amistad mujer hetero - hombre gay, por ejemplo. Es como si la eliminación de la tensión sexual salvaguardara esa relación limitándola al cariño platónico. Curiosamente no se conoce tanto el tándem hombre hetero - mujer lesbiana. Pero sí el de gay - lesbiana. Hombre gay con hetero... bueno, sigue teniendo sus fricciones. Sus tapujos. Hetera - lesbiana no lo tengo muy estudiado. Conozco casos. Bastantes. Pero como no es plan de hacerse una tesis, me centraré en lo que mejor controlo, por propia experiencia. Los heteros de ambos sexos. Y así, ya de entrada, osaré decir que, ciertamente, la amistad entre ellos es compleja. Y la culpa culpita, chicos, es vuestra. Así, en general.

Antes de nada declaro que tengo amigos varones. Unos cuantos. No tantos como amigas, cierto, pero los tengo. Pocos y buenos. Maravillosos. Hombres que no sienten el menor deseo sexual hacia mí, ni yo hacia ellos. Digo esto porque, en general, los mayores incrédulos de la amistad tío - tía que me he ido encontrando son machos. Y casi todos ellos afirman que si esa amistad es un mito imposible e impensable es por causa del deseo. Ellos mismos proclaman que un tío jamás busca amistad en una mujer, sino única y exclusivamente sexo. Con esta premisa, pueden pasar varias cosas:

1) Que obtengan sexo, con lo cual ya no hablaríamos exactamente de amistad, sino que habría matices (amigos con derecho a roce, amantes, novios, polvo ocasional y nunca más... lo que se tercie)
2) Que no obtengan sexo, con lo cual se abren otras dos opciones, a saber:
2.1) Se largan con viento fresco (confirmando la teoría por ellos expuesta)
2.2) Se quedan esperando mejor ocasión, convirtiéndose, también según ellos mismos, en pagafantas.

Es curiosa la idea que tienen algunos chicos de las mujeres y de la forma femenina de gestionar los afectos. Parecen creer que las mujeres no quieren amigos, sino esclavos. Un chaval sumiso, siempre disponible para el consuelo, la percha, el consejo, cargar bultos en una mudanza, espantar moscones o cualquiera de esas cosas que tanto nos gusta que hagan por nosotras. No sé las demás, yo no permito que un tío que siente algo por mí en lo que no le correspondo se me quede cerca revoloteando. Me parece doloroso e innecesario. Y cruel. Que persiste en quedarse por ahí? Bueno, que se apañe. Que pelee él con lo que siente, ya que se le supone mayorcito. Pero inevitablemente iré restringiendo el contacto. No le pediré favores ni consejos. Nada que, a mi entender, pueda darle esperanzas que no existen.

Muchos chicos encuentran al pagafantas un perro faldero sin arrestos, dejándose mangonear por una pérfida caprichosa sin entrañas. Habrá casos. Por haber... Aconsejo a los pagafantas que se liberen de sus cadenas, si las hubiera. Y aconsejo a quienes critican el fenómeno que se lo hagan mirar. Porque no deja de ser curioso que les resulte de un egoísmo interesado intolerable el hecho de que una chica mantenga a su lado a un hombre... sin darle sexo a cambio. Sin-darle-sexo. Se capta? Hablando en términos de egoísmo, qué diferencia a la que quiere, pongamos, un enchufe por la cara del que quiere un polvo por la cara? Qué jeta, colega, tenerle montando muebles cuando sabe que no follarán. Qué rostro, campeón, que tú te ofrezcas a montar muebles sólo cuando atisbas un polvo. Que lo consideres una recompensa, y hasta un derecho.

La mayoría de los tíos que conozco (salvo benditas excepciones) no tienen amigas. Nop. Tienen esposa, ex-esposa, novia, ex-novia, amante, ex-amante, novias/amantes/esposas de sus amigos o conocidos varones. Tienen, básicamente, tías con las que ya han follado, follan o querrían follar. Y tías con las que no se folla, sí, pero solamente porque está feo follar con "la mujer de otro". Ese es el quid del asunto para tantos y tantos. Amigas, sin pretensiones sexuales? No. Muy pocos. Ni las tienen ni quieren tenerlas, por lo visto. No pretendo decir con esto que ningún hombre sea capaz de entender y disfrutar de la amistad pura y dura con una mujer. Ni tampoco que todas las mujeres sí sean capaces de tal milagro. De todo hay, como en botica. No pretendo sentar cátedra, sólo hablar de lo que conozco por mí misma. He oído a muchas mujeres (yo misma entre ellas) decir aquello de: "podemos ser amigos". Y son sinceras. Lo desean de verdad. Normalmente no pueden hacerlo (no podemos). Porque ellos, aunque asienten, huyen. Desaparecen. Ocurre exactamente igual a la inversa. Cuando son ellos los que te rechazan o los que te dejan (cuando el sexo sale de la ecuación), te sueltan la misma pamplina sin creérsela: "quiero que sigamos siendo amigos". Y todas sabemos que, el día que un tío te espeta tal cosa, será mejor que le hagas una foto si pretendes acordarte de su cara. Porque, muy probablemente, jamás le volverás a ver.

(Dedicado a mis amigos varones, que tan bien saben serlo y tan afortunada me hacen sentir. Y, en general, a todos los hombres y mujeres que consiguen cargarse el mito)

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viernes, 6 de noviembre de 2009

Atrapar el tiempo

Siana
en Racó de Sianeta

Tendría unos seis años. Se pasó dos horas subiendo y bajando del caballito. Lo miraba, hablaba con él. De repente, se iba corriendo a todo correr, se movía como si fuera un soldadito pensando Dios sabe qué cosas, y hablaba solo. Y luego volvía y se subía de un salto al caballito. Parecía que iba al galope. Yo creo que era muy feliz, allí solito, jugando a no sé qué (no puedo imaginarlo) con aquella escultura del caballito de bronce.

Yo pasé esas dos horas observándole y pensando cuándo olvidamos los adultos a hacer esas cosas. Me refiero a montarnos un mundo con las pequeñas cosas. A poder verlas, sencillamente. Yo creo que el secreto del tiempo lo tienen los niños. Ellos poseen el tiempo, no al revés. Y no sólo porque les queda todo el camino por recorrer, y porque están más cerca del suelo. ¿Por qué si no recordamos la infancia como si durara una eternidad? Porque las metas son a corto plazo y se desgranan los segundos. Dentro de una hora, dentro de media…uy! Y lo que falta para que llegue la noche! Los veranos no se acababan nunca. De mayores nos saltamos la semana de viernes en viernes, craso error. Las metas son a largo plazo “cuando acabe la carrera””cuando cambie de trabajo” “cuando llegue el verano” “cuando sean la hora de salir del trabajo” y lo que hay en medio pasa muy deprisa. Demasiado. Cuando consigues esa meta, buscas otra, y así. Hasta que hay más vista para atrás que para delante.

Yo creo necesario que todos sigamos siendo un poco niños, siempre. Y que la capacidad de ilusionarse permanezca intacta hasta donde se pueda. Y si ya no surge de forma natural, hay que procurar recordarlo: la infancia está en el fondo de nuestras capas de cebolla de existencia. Así que desaparecer, no desaparece.

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Somos lo que somos...

Rogorn
en Blogorn

Adam Smith, el fundador de la economía clásica, decía: “Nadie ha visto nunca a un perro hacer un intercambio justo y deliberado de un hueso por otro con otro perro. Nadie ha visto nunca a un animal comportándose con sus gestos de una forma que signifique: “Esto es mío, eso es tuyo, y estoy dispuesto a darte esto a cambio de eso.” ”

Smith, pues, estaba seguro de que sólo el ser humano tenía la peculiaridad del intercambio monetario. ¿Estaba en lo cierto? Un profesor de económicas de Yale, Keith Chen, probó a ver qué pasaría su pudiera enseñar a un grupo de monos a usar dinero. La especie elegida fue los monos capuchinos, que según Chen tienen un pequeño cerebro enfocado sobre todo a comer y reproducirse. Metió a siete de ellos en una jaula abierta con un espacio de pruebas en un extremo y empezó sus experimentos con pequeños discos plateados de apenas dos o tres centímetros con un agujerito en el medio.

Lo primero era enseñar a los monos que aquellos objetos tenían valor. Normalmente, un mono capuchino, si algo no se lo puede comer o follar, lo olisquea un poco y pasa de ello olímpicamente. Así que Chen y sus colegas les daban una moneda y les enseñaban una golosina, como por ejemplo cubitos de gelatina, uvas o trozos de manzana. A aquellos que devolvían la moneda, por juego, por curiosidad, por azar o por lo que fuera, les daban la golosina. Los monos, poco a poco, fueron estableciendo la conexión entre ambas cosas, dar una moneda y recibir comida a cambio, con lo cual aprendieron, por así decir, a comprar.

Entonces, Chen introdujo una complicación: crisis económicas. Por ejemplo, si los monos estaban acostumbrados a recibir tres cubitos o uvas por cada moneda, ¿qué pasaría si de pronto empezaran a darles sólo dos, y luego tres otra vez, y luego dos de nuevo, etc? Para gran sorpresa de Chen, los monos respondieron racionalmente. Cuando por cada moneda recibían menos comida, compraban menos, y cuando empezaban a darles más comida compraban más. Aprendieron, por así decir, la ley de la oferta y la demanda.

Un día, uno de los monos, Felix, se metió en la zona de pruebas, agarró las monedas que los investigadores habían dejado allí, las arrojó hacia la jaula y salió corriendo de nuevo. Aprendió, por así decir, a asaltar un banco, y a robar a los ricos para dárselo a los pobres.

Siguió un gran caos en la jaula, con doce monedas perseguidas por los siete monos. Los investigadores fueron a recoger las monedas, pero los monos no se las querían dar. Habían aprendido, por así decir, que la pela es la pela.

Entonces, los humanos los sobornaron ofreciéndoles golosinas para recuperar las monedas, con lo cual los monos aprendieron, por así decir, que el crimen compensa.

Uno de los monos no devolvió la moneda ni compró nada con ella. En vez de eso se la entregó a un mono hembra, o sea, una mona. Los humanos ahora habían aprendido, por así decir, que los monos podían ser generosos y altruistas.

Pues de eso nada, monada (je). Tan pronto como la mona recibió la moneda, dejó que el mono se le subiera encima y copulara con ella. Ocho segundos después (al fin y al cabo, son monos), la mona fue hacia Chen con su moneda para comprar unas uvas. Ambos grupos de primates habían asistido, por así decir, al primer ejemplo de prostitución mono-taria registrado en la historia de la ciencia.

(Del libro 'Freakonomics', de Steven D Levitt y Stephen J Dubner)

Somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos. O de aquellos polvos, estos lodos.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

Libertad individual y colectiva

Por Juan.
Adicto a la gente

Hace unos días, en un foro en el que participo, una amiga me hablaba sobre mi “totalitarismo moral”.

Al principio me chocó, pero posteriormente me explicaba que:

“Tu tema recurrente es el totalitarismo moral es una sensación que tengo contigo en todos los hilos. Estás en contra de todo lo que te suene a eso. Curiosamente yo también, pero no lo entendemos igual. Quicir, yo creo que muchos conceptos son universales, buenos y justos, y que por tanto deben ser extensibles a todo el mundo, quieran o no. Sospecho que tú no obligarías a quitar el velo a las musulmanas, por ejemplo, si ellas quieren llevarlo. Bueno, yo creo que cada cual debe llevar lo que quiera en la cabeza, sí, pero por encima de eso, creo que lo que implica está bastante fuera del concepto de estado de derecho. Total, lo prohibiría. ¿Me sigues? Probablemente con eso tú y yo podríamos enzarzarnos días: a tí no te gusta el velo, a mí tampoco. Estaríamos de acuerdo en eso. Pero tú lo permitirías y yo no. Porque a mí, en resumen, imponer ciertas cosas no me parece atropellar libertades. “


Y tiene razón, aunque no lo llamaría totalitarismo moral, sino más bien liberalidad moral o incluso anarquismo moral.

Y es que yo distingo dos tipos de libertad: la individual y la colectiva.

La libertad individual, tal y como la concibo, es única e intransferible. Es algo estrictamente personal y privado, que no se debe imponer.

En la libertad individual cabe prácticamente de todo y el único límite que reconozco es el respeto a los demás. Pienso que todos podemos vestir, pensar y tener la escala de valores que deseemos. La moral o los idearios políticos o religiosos que queramos tener. Los gustos que sean. Todo cabe con la única condición que no la intentemos imponer a nadie. Por poner ejemplo extremos:

1. No veo ningún mal en la paidofilia salvo que se intente ejercer.
2. Tener el ideario del Opus Dei no me parece mal siempre que no intentes imponer a los demás tus convicciones.
3. Ser nazi, comunista, machista, feminazi o racista, también está dentro de la libertad individual, siempre que no perjudique a nadie y que se trate con respeto al judío, negro, facha, mujer u hombre, aún pensando que son inferiores o peores.
4. Y no quitaría el velo a una musulmana que lo quiera llevar, pero sí la ayudaría a quitárselo si está siendo obligada por otros, incluso mediante la Justicia (si viviera en España, claro).

No cabe en la libertad individual insultar, vejar, humillar, ofender, ultrajar o perseguir públicamente al que no piensa, siente, viste o tiene gustos diferentes.

Piensa lo que quieras pero no molestes, por favor.

Pienso que en esto fallan demasiadas personas. En virtud de una mala interpretación de la libertad de expresión, incluso amparándose en la sinceridad, se creen con el derecho de avasallar al de enfrente porque es diferente. Me desagrada el que, públicamente, tacha de mal gusto al que le gusta o disgusta una determinada película, libro o pintura. Me fastidia cuando se insulta de forma generalizada a todos los que tienen una determinada ideología o credo. ¿Tan difícil es criticar desde la lógica, la razón o incluso desde la emoción esa ideología en vez de insultar a todo el que piense así?.

Una cosa es criticar los actos de alguien y otra, muy diferente, es denigrarlo. Las acciones aisladas no definen a las personas. Al señor que roba una vez no se le debería definir para siempre como un ladrón, o al que una vez pegó a una mujer un maltratador, ni definir para siempre como asesino al que asesinó en una ocasión. Un error cometido no hace a una persona en su conjunto ni se la puede tildar de por vida. El error cometido lo tiene que pagar, por supuesto, pero es muy cómodo, para poderlo denigrar de por vida, seguir definiéndole por una acción.

Todos tenemos algo o mucho de maniqueos. No sólo no es malo sino deseable. Al fin y al cabo no es más que tener una escala de valores. El problema surge cuando nos ponemos el traje de salvador del mundo e intentamos imponer nuestro concepto del bien sobre los malos. Algunos casi lo consideran un deber y la mayoría de la violencia que ha habido a lo largo de la Historia se ha producido cuando el concepto del bien de unos se ha intentado imponer a los malos, o sea, a los otros, o sea, a los diferentes. El maniqueísmo activo es, ni más ni menos, intolerancia.

Libertad colectiva

No sé por donde he leído, y tampoco sé si es cierto, que en la Antigua Persia, cuando moría el rey, se tenían cinco días de libertad absoluta. Cada uno podía hacer lo que le diera la gana y, las acciones realizadas durante estos cinco días, no recibirían ningún castigo posterior. Pues en este tiempo se daban multitud de asesinatos, robos, saqueos y violaciones. Los más fuertes se hacían dueños del país. Cuando terminaban estos días, se coronaba al nuevo rey y el pueblo respiraba tranquilo y gozoso porque volvía la ley.

Las leyes, por mucho que protejan a los poderosos, los protegen menos que la falta total de leyes. Por este motivo aquí ya no soy tan liberal ni ácrata.
La libertad colectiva radica en unas normas que todos debemos cumplir aunque no estemos de acuerdo con ellas. Precisa una negociación social para que todos, o la inmensa mayoría, estén a gusto dentro de la colectividad.

Estas normas tienen que respetar escrupulosamente el concepto de libertad individual que he expuesto.

Pero no suelen estar a gusto 100% de todos. A unos les sobrarán unas leyes, a otros les parecerán injustas otras. Y precisamente lo que me gusta de la democracia es la capacidad (no demasiado grande, es cierto) de poder cambiar las leyes de acuerdo con las circunstancias que se van viviendo. Manifestarse o votar para cambiar algo me parecen correctos. El incumplimiento de las leyes no, por muy justo que sea, y estaré de acuerdo con el castigo que le corresponda al que las incumpla.

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jueves, 29 de octubre de 2009

La Edad de Piedra en gorra y tacones

Lenka
en Esperando a los búhos

Vuelvo el otro día de hacer la compra y me cruzo con una turba de prepavos, o sea, doceañeros. Ellos disfrazados de raperos rudos del Bronx. Ellas disfrazadas de... no sé, una especie de híbrido Britney-Esteban. Veo mucho pantalón caído, calzón al viento y gorra patrás por un lado y mucho taconazo, rimmel, laca y bolso de plástico por el otro. Vale. El griterío es superlativo. Los hombrecitos hablan fuerte y hacen poses de tipos duros. Un taco por cada dos palabras. Mucho "tío", mucho "joder" y mucha amenaza gratuita, de esas de "chaval, no te columpies que te meto", pero de buen rollo, entre colegas. Las mujercitas emiten chilliditos y risas, se tocan el pelo y hacen poses de negrata furibunda, con mucha mano alzada (stop, in the naaaame of loooove) y mucho meneo de cuello en circulitos. Mucho "joder" y mucha "tía", por supuesto. Tope total.

La tienen liada porque los niños quieren que venga no sé qué niña que les mola y ellas la están llamando a ver si baja o qué. Como la "pava" no viene, empieza el cristo. A la que maneja el móvil la llaman gilipollas, mongola, imbécil y subnormal (con todo el cariño) por no saber convencer a la disidente. Cuando las otras intentan meter baza y aconsejar a la telefonista también las increpan con tiernas frases tipo: "tú calla, gorda de mierda", o "no te metas, pija del culo". Por fin, cuando queda claro que la reina de la fiesta no va a acudir, la chavalería se despide de ella con efusividad, usando poéticos adjetivos tales como: "anda, quédate en casa, so puta", "ya vendrás luego, zorra", "que te den por el culo, chula de los cojones" y demás lindezas.

Que nadie piense que tal despliegue de grosería cavernícola indigna a las muchachas. Nop. Para nada. La portavoz del equipo, tras colgar, suelta un lastimero: "joooo, que dice que no os pongáis así, que no la dejan, poooobre". Me puedo imaginar a la chiquilla, prisionera en su casa y sintiéndose culpable a más no poder por el feo imperdonable que les ha hecho a sus amigos, los cuales, con todo derecho, la han puesto a caer de un burro. Terminada la actuación, ambos grupitos, el de mozos y el de mozas, siguen su camino entre más chillidos, zancadillas, golpes, collejas, tirones de pelo, zarandeos e insultos de todo tipo, dirigido todo ello de los machotes a las feminotas. Cada porrazo o improperio es recibido por las niñas con berriditos de supuesta indignación y muchas risitas. Cuando a una le hacen daño (y se ven mamporros bastante serios), la susodicha hace un mohín y se aleja taconeando herida en su orgullo. El responsable del leñazo se disculpa zalamero: "hala, sí, vete, anormal". Las amiguitas chillan un: "tíaaaaaaaaa, quedatéeeee". Y un caballerete andante de metro y medio decide desfacer el entuerto con galantería, adelantándose en pos de la agraviada y consolándola con una palmotada en las nalgas, agarrándola por la muñeca y arrastrándola de vuelta al redil, mansa como una cordera, sonriente y satisfecha.

Qué coño estamos haciendo? Esto es ahora lo "normal"? Me estaré convirtiendo en una carcamala de 31 tacos cada vez que pienso que "esto en mis tiempos no pasaba"? Esto de hoy es lo bueno, lo modelno, lo chachi? Yo era una estrecha amargada porque si un chaval me arreaba en el culo, me insultaba o me hacía daño con juegos bestias le metía un guantazo o bien pasaba de él y me iba? La peña de nuestros días (ellos y ellas) son más sexistas que nuestros abuelos? Es más, esto es sexismo o simplemente mala educación y violencia gratuita de unos con otros y viceversa? Llegará un día en que hombres y mujeres sean capaces de tratarse con naturalidad? Antes pasaba esto y yo no lo veía? También entonces nos faltábamos al respeto desde pequeños? No es triste que en pleno siglo XXI el "puta" y el "zorra" gocen de tan buena salud y estén tan asumidos que hasta un piojo desnutrido de doce años se crea con derecho a usarlo como sinónimo de "tía"? Qué le ven ellas de gracioso y de aceptable? Y otra duda que me corroe... por qué sigue habiendo tantos seres de sexo masculino que condenan, señalan, desprecian, humillan y pisotean a voces lo que secreta (pero obviamente) les pone cachondos? Soltad a un púber entre chiquillas y sabréis de inmediato cuál de ellas le alegra los bajos. Esa a la que con más saña increpa y patea. Salvo porque no pegaría con la gorra y los pantalones raídos, cualquiera esperaría oír un: "tú, pecadora, súcubo de Satanás, tú eres la culpable de despertar mi lascivia y pagarás por ello!!" Es sólo que la testosterona les confunde y les vuelve agresivos, o de alguna manera se les ha quedado grabada en el coco toda la mierda machista del cosmos, sin ellos mismos saberlo? Y por qué ellas lo aguantan, por todos los Dioses???? Creo que estamos manteniendo ideas y mensajes equivocados. Y me pone un poco los pelos de punta.

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sábado, 24 de octubre de 2009

Monstruos S.A.

Eli
en Acordes y desacuerdos

Siempre he creído en los monstruos.

Casi todos los niños cuentan en alguna etapa de su vida con un amigo o compañero de juegos al que se le da de fábula estremecer de horror a sus oyentes con un repertorio delicioso de historias macabras o de terror. Yo tuve la suerte de que mi amiga Suli fuera una narradora de primera.

La escolarización de entonces nos obligaba a pasar una hora de recreo tras el comedor antes de reanudar las clases de primaria de la tarde, y era en esa hora de semiestupor postpandrial cuando la mente infantil estaba mucho más receptiva al terror comunitario.

Muchas de mis noches insomnes de la primera década de mi vida han estado pobladas por las visiones fantasmagóricas de ¡TACHÁN!: La Mano Negra, La Garra Deforme o Los Zombies Caníbales Desdentados.

Además de los monstruos de coseha propia o los inolvidables icónicos que me quitaron más de una noche de sueño como el Drácula (maravilloso) de Cristopher Lee, el Tiburón de Spielberg o la desasosegadora Cabina de Antonio Mercero teníamos nuestro villano preferido nacional: El Lute, que no tenía punto de comparación con Charles Manson o el Hijo de Sam, pero que fue más impresionante para una niña de 7 años que tuvo la experiencia de verlo en persona durante una persecución a cargo de la Guardia Civil por la Sierra de Aracena.

Pero los terrores prepúberes también crecen y evolucionan.

Todo era mucho más fácil cuando los monstruos tenían una cara identificativa, cuando bastaba con encender una pequeña luz para ahuyentarlos hasta el fondo de la memoria, ganada la batalla al menos hasta la siguiente noche de inquietud.

En estas noches eternas, cuando mi mente acelerada y repleta de ideas que pugnan por abrirse paso hasta la superficie me mantiene en vela, recuerdo con añoranza aquellos días de pesadillas infantiles en los que bastaba permanecer quieta totalmente cubierta por las sábanas para que la posibilidad de salir herida se esfumara.

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sábado, 17 de octubre de 2009

Mujeres que aman demasiado

Juan
en Adicto a la gente

Demasiadas mujeres se obsesionan con hombres adictos al trabajo, al alcohol, a las drogas o a cualquier otra cosa....menos a ella. Se enganchan a sujetos inmaduros y no son capaces de salir de una relación que sólo lleva al sufrimiento.

"A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia común para muchas mujeres que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja", explica la terapeuta estadounidense Robin Norwood, autora del libro “Las mujeres que aman demasiado”.

Desean “salvar” al hombre que aman. Si son capaces de cambiarlo conseguirán el fin último que las impulsa: que la ame. Justifican lo injustificable: la crueldad, la indiferencia, la deshonestidad o la adicción de sus parejas. Soportan y disculpan cualquier maltrato hasta el punto de conseguir “comprender” que ella es la que ha cometido el error por el que el pobre chico la ha molido a palos. Cuanto más humillada es, más le ama y más le consiente, porque sólo con el inmenso amor que le da.....cambiará....y la amará.

En su historial de amoríos, siempre subyace la necesidad de sentirse mejores (siempre es el otro el que tiene que cambiar para ser tan bueno como ellas) y de sufrir por amor. Tal cual nos lo han vendido desde tiempos inmemoriales: el amor, si se sufre, es más romántico, más “verdadero”.

La obsesión por estos tipos es tal que llegan a olvidarse de amigos, familia (que suelen advertirla de lo que ella no quiere oir) o cualquier otro tipo de interés personal. Toda su vida gira en torno a su......adicción. Porque al fin y al cabo se convierte en una adicta a amor.

¿Eres una mujer que ama demasiado?

Según Robin Norwood puedes hacerte las siguientes preguntas:
¿Para usted estar enamorada significa sufrir?, ¿La mayoría de sus conversaciones con amigas o compañeros de trabajo son acerca de él?. ¿Disculpa su mal humor, su mal carácter su indiferencia o sus desaires? ¿Subraya en los libros todos los pasajes que le ayudarían? ¿Soporta conductas que no le agradan pensando que si usted fuera lo suficientemente atractiva, él cambiaría?.

Si su contestación ha sido afirmativa, plantéese que su relación de pareja perjudica su bienestar emocional y que debe buscar ayuda para superar la situación.

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martes, 6 de octubre de 2009

Cocinero, cocinero

Rogorn
en Blogorn

La semana pasada leí una reseña sobre un libro que presenta una teoría sobre la evolución humana poco ortodoxa pero bastante convincente: que no se debe a la caza o al uso de instrumentos, sino a la cocina.

La teoría es de Richard Wrangham, profesor de antropología biológica de Harvard. Según su libro 'Catching fire: How cooking made us human', el ser humano no empezó a cocinar lo que comía hace 200.000 años, como dicen los restos más antiguos de primitivas fogatas encontrados, sino hace 1,9 millones de años. Obviamente, no quedan restos de boy scouts tan antiguos, así que todo el trabajo es más bien deductivo. Cuando el hombre empezó a caminar erguido, a la vez nuestros intestinos, bocas, dientes y mandíbulas se redujeron a un tamaño patéticamente débil en comparación con el resto de primates, mientras que el cerebro creció enormemente. ¿Cómo es que lo uno tiene que ver con lo otro? Según Wrangham, la explicación más sencilla es que aprendimos a cocinar alimentos. Digerir y pensar son dos de las actividades que más energía gastan (se calcula que el 20% de la energía consumida por un adulto se va en mantener el cerebro inactivo), y comer las cosas cocinadas reduce la energía necesaria para digerir. Así que la evolución que hemos seguido indica un camino hacia disminuir el gasto para lo segundo y aumentarlo para lo primero. Cambiamos intestinos por cerebro, simplemente.

Otra deducción proviene de estudiar a gente que sólo come cosas crudas. Hay movimientos que creen que la comida cruda es "más natural" y hasta "más potente". Por ejemplo, los huevos, que muchos culturistas sobre todo en los 70 comían a pelo a docenas, entre ellos Stallone, el Chuache y el que hacía del Increíble Hulk en la teleserie original. Pues resulta que tienen meno contenido calórico crudos que cocinados. Los veganos y naturópatas creen que la comida sin cocinar y sin calentar preserva su "energía vital", pero hay estudios cualificados que dicen que una dieta a base de comida cruda "no puede garantizar un aporte de energía adecuado", y que cerca de la mitad de las mujeres veganas son tan delgadas que dejan de menstruar. Algunos grupos incluso justifican estas posturas diciendo que así se come como debe comer un primate, que es lo que somos.

Gran error, según Wrangham, y no lo dice por nada: el colega lleva 30 años estudiando chimpancés en libertad, e incluso ha llegado a probar él mismo lo que comen. "Hay cosas que para ellos son delicatessen y que una persona las encuentra tan vomitivas que no puede ni tragarlas". Y es que el sistema digestivo actual de un ser humano es tan delicado que cualquier toxina que un animal se mete entre pecho y espalda sin problemas a nosotros nos deja con unos retortijones de padre y muy señor mío. Observando que los chimpancés añaden hojas de plantas a los trozos de carne cruda que comen, Wrangham lo probó tambien a ver por qué podía ser, y resulta que ayuda a la masticación. Lo cual no es cosa baladí, ya que aún con eso, los chimpancés dedican seis horas al día a masticar lo que comen, tiempo (y energía) que no pueden gastar cazando, por ejemplo.

Cuanto más tiempo ha ido pasando, menos nos gusta masticar, y muchas de las comidas más populares hoy son extremadamente blandas, requiriendo una masticación minima, más para reducir el tamaño del bolo alimenticio (libro de Naturales de 5º de EGB) y así poder tragarlo que porque se necesite ahorrar trabajo al estómago. Según Marco Polo, los jinetes mongoles, cuando no tenían tiempo de pararse a hacer fogatas, metían los filetes de carne bajo sus sillas de montar para que se fueran ablandando durante la cabalgada. Cualquier tribu, por primitiva que sea, hasta el punto de carecer del equivalente de potes o sartenes, se las apaña para cocinar sus alimentos, usando piedras, bambú y hasta conchas de tortuga. Los aborígenes australianos calientan los huevos de emu directamente sobre arena caliente. Y hasta los inuit del polo, que lo tienen jodidillo para andar calentando las cosas, y que por lo tanto tienen fama de comerse las cosas crudas y hasta congeladas, de hecho prefieren cocer la comida sobre fogatas de grasa de foca, por lentas que sean.

Eso por lo que respecta a lo puramente biológico. En el último capítulo Wrangham da un paso más allá y dice que el cocinar definió nuestra cultura social: la necesidad de fuego y lo lógico que resultaba aprovechar el mismo fuego para varios individuos llevó a la costumbre de juntarse para comer, no sólo en el mismo sitio por temas de protección y acceso a los propios alimentos, sino a la misma hora para aprovechar el fuego y la labor del cocinero. Mientras que una cosa cruda se coge y come sin más, la cocina hay que planificarla, y no se puede andar parando cada vez que a alguien se le antoja un jabalí asado, por Tutatis. El problema del fuego es que a la vez que daba luz, calor y posibilidad de cocinar, revelaba la posición de un grupo humano tanto visual como olfativamente, así que eso llevó a organizarse: el macho cazaba sabiendo que la hembra luego cocinaría de forma que a todos les resultara más fácil alimentarse.

Sin embargo, llegamos a una conclusión curiosa: el ser humano últimamente ha pasado del punto en el que procesar sus alimentos le resulta útil nutritivamente. El pan de toda la vida es adecuado, pero el de molde engorda más. Hay zumos de manzana que engordan más que las propias manzanas, crudas o asadas. Y el microondas ha llevado a la posibilidad de que cada uno se caliente lo que quiera en un pispas sin esperar a nadie, y aunque los platos 'microondables' son menos sanos que recien hechos, cada vez se venden en mayor cantidad. Hoy en día gran parte de la crisis de obesidad no es tanto por comer mucho, sino por comer porquerías excesivamente procesadas.

Toda la vida se dijo que de lo que se come se cría, y que uno es lo que come. Se ve que más de lo que pensamos.

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lunes, 13 de julio de 2009

Ciudades

Bowman
En el espacio de David Bowman

Numerosas personas en todos los continentes siguen creyendo en dios y también que París existe y que es una ciudad.

Y no.

La ciudad, el entorno urbano en el que sucede nuestra época, no es un lugar físico, sino mental. París, Calcuta, Tokio, Buenos Aires, Barcelona y hasta las conurbaciones Avilés-Oviedo-Gijón y la Portsmouth-Southampton son el escenario físico de millones de vidas, cierto, pero también -y sobre todo- son un espacio en la imaginación. En la imaginación de sus habitantes y en la de millones de personas que no han vivido en ellas nunca ni las han visitado jamás.

No en vano el ‘Titanic’ zarpó de Southampton mientras ‘La Hispaniola’ -con Jim Hawkins y Long John Silver a bordo- lo hacía desde Portsmouth el mismo día y a la misma hora (si es que hay días y horas en la imaginación). Tampoco es en vano que la Vetusta de Anita Ozores sea Oviedo y que Barcelona se resuma tanto en la iniciática ascensión a las torres de la Sagrada Familia como en el avión del Tibidabo. O en la ciudad de los prodigios o en las aventuras de esas dos señoritas que son Vicky y Cristina en una ¿Barcelona imaginaria?

Y es que ciertos críticos de escasas luces han dicho que Woody Allen se inventó una Barcelona inexistente. Pero, bueno ¿por qué va a ser más falsa la fantástica Barcelona imaginada por Woody Allen que esa tan demenciada que les salió a los alcaldes Serra y Maragall cuando imaginaron olímpica su ciudad? ¿Puede alguien creer de verdad que Barcelona sea 'olímpica'? Yo, desde luego, no, pero es innegable que hay quien ve así la ciudad en la que Alonso Quijano recuperó la cordura y un jovencísimo Miguel Cervantes embarcó para Italia. Algunos (encantados de haberse conocido) incluso la ven ‘condal’. O señorial.

Hay tantas ciudades, de hecho, como personas capaces de vivirlas, es decir, de recordarlas.

O de imaginarlas.

Nueva York, por ejemplo, la gran ciudad de nuestro tiempo, puebla los sueños y los mitos de prácticamente todos los habitantes del planeta y es imposible que para todos represente lo mismo y sea para todos la misma ciudad exactamente. Incluso a dos neoyorquinos como el alcalde, Michael Bloomberg, y un tal Joe Parker, bombero en una unidad de Queens, la palabra ‘New-York’ les evoca a buen seguro realidades bien diferentes. Es decir, que ‘New-York’ levanta en cada uno de ellos construcciones mentales muy disímiles.

Total, que la Nueva-York de Michael Bloomberg no tiene nada que ver con la de Joe Parker.

Y si esto es así con Nueva-York ¿que no será con París, la primera ciudad moderna? (con permiso de Londres y, como no, de Roma). Para Hemingway, Paris fue una fiesta mientras que para el gran César Vallejo representaba el lugar de su muerte (‘Me moriré en París con aguacero’, como así fue, ‘un día del cual tengo ya el recuerdo’, profetizó con intensa melancolía).

Un París fotografiado por Storaro también fue el punto de encuentro con la Dama Negra para Paul, el personaje de Brando en ‘El último tango en París’, que cayó asesinado por una jovencita caprichosa y cobardica que quería un piso nada menos que en Passy (el XVIe. arr, donde la mitad de los coches aparcados son de la marca Porsche y la otra mitad, de la marca Jaguar y donde este cura vio paseando por un parque a Donald Sutherland con un chiquillo rubio que uno siempre ha imaginado -la imaginación es tan libre como las mitologías personales- hijo de Kiefer S).

Para Gabriel García Márquez, París se convirtió en el puerto de recalada y acogida en el que por fin pudo escribir sus ‘Cien años de soledad’ y para Picasso, en el lugar donde se encuentra el mítico estudio de los ‘Grands Augustins’ donde nació el ‘Guernica’ y donde -según Balzac- el maestro Frenhofer habría podido pintar su obra maestra desconocida.

Cole Porter imaginó París en primavera (bueno, y en verano y en invierno)

‘I love Paris in the spring time
I love Paris in the fall
I love Paris in the summer when it sizzles
I love Paris in the winter when it drizzles’

y Josep Roth lo convirtió en el escenario de la leyenda del santo bebedor bajo los puentes, exactamente en el mismo lugar -a la vista de la popa de Notre Dame- donde Woody Allen bailó con Goldie Hawn una danza imposible, yo besé por primera vez a una chavala y Billy Wilder hizo salir de las aguas del Sena a Jack Lemmon en ‘Irma La Dulce’.

Luego habrá quien se empeñe en que existe La Verdad y en colocársela a los demás (con un embudo y a tortas, si falta hace). París, en fin, no existe (digan lo que digan la docta geografía y los severos locutores de los telediarios) pero aun así bien vale una misa (o dos, y si son en San Denís, mejor que mejor).

Que reste-t-il de nos amours?
Que reste-t-il de ces beaux jours?
Une photo, vieille photo
de ma jeunesse.....

Que reste-t-il des billets doux,
des mois d' avril, des rendez-vous?
Un souvenir qui me poursuit
sans cesse....

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viernes, 3 de julio de 2009

La inexistencia

Bowman
en El espacio de David Bowman

El tiempo es inconcebiblemente salvaje. El tiempo te confunde y termina por hacerte ver lo blanco negro. En cantidad suficiente llega, incluso, a matarte. El tiempo es un tormento y conviene huir de su abrazo. Lamentablemente isn’ t possible, que diría el amigo americano. Es imposible huir de la cuarta dimensión -el tiempo- como es imposible dejar de tener culo, ideología y malos pensamientos.

Cioran, en un libro de aforimos imprescindible, 'Del inconveniente de haber nacido' (*), fabula sobre esta cuestión de renunciar al tiempo (es decir, al existir). De paso, quita a la muerte en general y al suicidio en particular el halo de malditismo legendario que les dieron los románticos. La muerte sólo sería el remate final de la rebaja que es el hecho de nacer. Y el suicidio, otra pavada ególatra del ser humano, tan excesiva como la invención de Dios. Y es que la muerte, impremeditada o suicida, no resuelve el pecado original del nacimiento. La muerte no borra el transcurso -‘la mancha’- que cada nuevo nacimiento traza en el telón pintado del Universo. Como dijo un poeta en ocasión más lírica que ésta ‘lo que ha sucedido no se puede borrar’. O aquella señorita casquivana con ocasión de la entrega de su honra: ‘lo hecho, hecho está’.

Para huir del tiempo cuando ya ha sido conjurado por el nacimiento, es decir, cuando ya está hecho el mal, el ilustre Cioran recomienda la lucidez. Es decir, dedicarse a perderlo (el tiempo) consciente y premeditadamente en grandes cantidades, renunciando a la vanidad de la invención, de la creación, de la procreación y, en general, de toda clase de acción y proacción, sea ésta la que sea.

La lucidez, pues, no sería más que el advenimiento de una suerte de ascesis tendente a evitar seguir manchando el cosmos con la pedantería de la actividad humana, con la fe en uno mismo, con el afán de influir en el devenir, con la vanidad inane de los juicios de valor y con otra serie de majaderías sin pies ni cabeza.

Cioran, que es fantástico, se toma la molestia de poner en pie todo un sistema filosófico de orden moral (extraordinariamente complejo y referido a otros muchos y variados sistemas) para reivindicar, en suma, la vagancia. Siguiendo a Cioran, lo mejor sería no dejar rastro. Evitar toda definición, cualquier calificativo y asumir la situación como viene: sin colgarle una etiqueta.

Es muy oficinesco eso de andar calificando y clasificando las cosas, todas las que suceden, así como todas las personas. Como muy rancio, antiguo y español. Y católico, también. Un auténtico juicio de Dios, esa suerte de demiurgo enloquecido que permite imponer cualquier moral y justificar cualquier cosa. Desde el exterminio genocida de pueblos enteros (‘en el nombre de Dios’) hasta la pena de muerte para un solo individuo (‘que Dios se apiade de su alma’). Y todo ese monumental montaje se ha puesto en pie a lo largo de más de dos mil años de prieta historia occidental a pesar de que Dios, sencillamente, no existe, que es que tiene cojones.

La sociedad humana marcha divinamente sin Él y sin toda la parafernalia de curas, papas, sacramentos, ritos, ceremoniales y demás zarandajas, así como sin la de sus santos sucesores (de los que hablaremos otro día). En resumidas cuentas: sin un inmenso tinglado perfectamente articulado pero más inútil que un legionario romano en el cerco de Stalingrado. Y es que Dios ya no tiene más sentido que expresar una concepción del mundo que se desmigaja sin remedio. Bueno, y ser seña de identidad también -etiqueta, estandarte y símbolo- de una casta social vieja: los tenderos de la Tierra. Esos que sin cortarse un pelo se proclaman ‘creadores de riqueza’. Santos varones.

Al tendero le asusta la indefinición, la ausencia de relojes y que el personal no pase por vicaría. Por eso rehúye la sorpresa y pone etiquetas sin parar a todo lo que se mueve. Pájaro. Tren. Ratón. Sulfito. Cuatro menos cuarto. Mujer. Aparentando seguridad, se mira constantemente en el espejo y formula delirantes definiciones de sí mismo, una tras otra, que es el puto colmo. Yo, yo, yo, yo: un pequeño dios, un demiurgo de barrio, un imbécil acrisolado.

Este mendrugo, harto de mirarse en el espejo, asegura que esa esencia superimportante, hiperpoderosa y preexistente a la que llama Dios se lo ha sacado TODO de la manga, empezando por el mar y las estrellas y acabando por los sarpullidos. Eso incluye a los seres humanos, que esa SuperCosa habría tenido a bien concebir ‘a su imagen y semejanza’, nada menos, toma modestia, y que por eso tenemos que estar todo el día discurriendo chorradas como pequeños diosecillos creadores que, en el fondo, no hacen otra cosa que proseguir la Obra de Dios, o sea, ‘Operación Triunfo’, Las Pirámides de Egipto, los cruceros por el Mediterráneo, la aspirina o la taza de water, que es uno de los inventos más grandes de la Humanidad (como sabe cualquiera que haya tenido que cagar de campo).

Conclusión, que así estamos, llenos de fatuidad, nacionalismo, fallas, gestualidad, arte, orgullo, expresionismo, creatividad, religiosidad, style, municipalismo, ingeniería, fachendosité, fe y, en fin, egoticidad. El ‘yo’ es inevitable pero dar pábulo a sus delirios es manifiestamente grosero. Un ‘star-system’ miserable, exhibicionista, paleto, doméstico, municipal y acretinado.

Cioran, que estimó la discreción como la más grande virtud de estos tiempos, añoró no pasar más desapercibido y glosó los Santos Evangelios bendiciendo a los discretos. ‘Bienaventurados los discretos porque no te darán la paliza’, escribió en un momento de lucidez. Y concluyó con una hermosa jaculatoria. ‘Oh, amada indefinición, a ti me entrego, rendido incondicionalmente a tus pies (o a lo que sean las peanas esas) para siempre’.

Volvamos, pues los ojos a San Ciorán y hagamos del mundo un lugar un poco más abierto, relajado, relajante e indefinido. Para lograrlo basta estarse quieto y no hacer absolutamente nada. Pocos santos, profetas, líderes y demás patulea han prometido tanto a cambio de tan poco. A cambio de quietud. Quietud ante todo. Quietud...

Y ahora, eternidad (que es la consecuencia de la ausencia de tiempo): Modugno. ‘Nel blu di pinto di blu’

(*) Del inconveniente de haber nacido. EM Cioran (Taurus, 1981)

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lunes, 29 de junio de 2009

Me maté porque era mío

Rogorn
en Blogorn

Un tema que tiene revolucionado a los legisladores de media Europa es el de el suicidio, con sus derivados de la eutanasia y el apoyo de segundos a quien lo haga, que tienen tela. Porque mientras que el suicidio no es un delito (si te intentas suicidar y fallas, no te pueden juzgar por intento de asesinato sobre ti mismo, por ejemplo), el asistir a alguien para que lo haga sí que lo es.

En España todos nos acordamos, aunque sea poco, del caso del gallego Ramón Sampedro y todo el tiempo y las triquiñuelas que tuvo que pasar para al final tomarse la justicia (bebida con pajita) por las manos de otros. En Inglaterra hay ahora una polémica con el tema de una lista de las enfermedades que cada paciente tenía. Y al parecer los médicos ingleses andan revueltos porque en esa lista hay cosas que no son terminales. O sea, que no son para tanto. Como por ejemplo, la tetraplejia, que total, es vivir el resto de tu vida sentao y tumbao. Vamos, que no termina tu vida pero sí termina con tu vida, tal como la conocías. Uno de los dos tetrapléjicos de la lista se sabe quién es, un chaval de 23 años que quedó así de resultas de una lesión de rugby. Y al saberse ya empezó la reacción consparanoide típica de la ‘slippery rope’ (la cuerda resbaladiza), por la cual este tipo de cosas es de esos temas que empiezas dejando que la gente terminal acabe con su sufrimiento cuanto antes, y acabas eutanatizando a todo el que cumpla los 30, como en ‘La fuga de Logan’. Y claro, para que no se resbale por esa cuerda, pues mejor no hacer nada. 23 tacos, la vida por delante, dicen los demás. Mira al Hawking, que está mucho peor. ¿Por qué no se aguanta el chaval este y hace algo con su vida? Pues porque no le da la gana, ese es el porqué. Porque aunque algo se pueda hacer, y algo intentó, que pasó un tiempo hasta que se decidió por el suicidio, no quería vivir en ese valle de lágrimas, por joven que fuera (al revés, por ser joven le quedaba un valle bastante largo que recorrer), y no hay más que hablar. No le dio un yuyu un día ni lo decidió en diez minutos. Y bien por él y por todos los demás.

De vuelta a España, el foco estos días parece estar en Andalucía (es lo que tiene esta Sanidad de los Juegos Reunidos Geyper, que ahora a saber hasta dónde llegan las competencias y esas cosas), donde los médicos andan decidiendo, o diciendo que deciden sobre si se dejan liar en esto o no, teniendo en cuenta además que aún hay que lidiar con las creencias religiosas de doctor y paciente, no sólo con los temas médicos.

Así que bueno, otro tema de esos para discutir largo y tendido. A ver qué nos dejan hacer al final, o si habrá que hacerse una muela venenosa, como en 'Dune'.

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jueves, 28 de mayo de 2009

Eo, eo, itis, aguda madriditis

Rogorn
en Blogorn

El FC Barcelona hoy tiene el mejor equipo de fútbol del mundo (de España, doblemente refrendado por Liga y Copa, y de Europa, recién oficializado por esa Champions ganada ayer, y a ver qué pasa en diciembre con el Mundial de clubes). Los aplausos llueven desde todas partes felicitándolos no sólo por los logros, sino por haberlos merecido y por jugar de la forma que todos querrían ver jugar a su equipo. Quienes más cerca les llegan en España y Europa han quedado reducidos a migas en sendos enfrentamientos directos hace poco. ‘Somos los putos amos’, decía ayer un aficionado desde Valencia. ¿Por qué, pues, se empeña este 'més que un club' en prolongar su agudo complejo de inferioridad con respecto al Real Madrid?

Hoy ‘El mundo deportivo’ de Barcelona dedica el 99% de su periódico (según cálculo propio) al Barça, y es muy revelador la cantidad de artículos que mencionan al Madrid, a pesar de que dicho club dejó de tener vela en el entierro de trofeos hace semanas o incluso meses. Véanse las perlas. ‘Desde ayer, el Madrid tiene tantas triples coronas como el Gavà, como la Pobla de Segur y como el Ciutat Badia. También las mismas que el Terrassa, el Raqui de San Isidro y el Lloret. Y, naturalmente, tantas como el Fuentealbilla y el Santpedor. Pero una menos que el Barça.’ ‘La afición azulgrana demostró una comunión total con Gerard Piqué cuando de forma espontánea se dejó la voz y las rodillas gritando ‘bote, bote, bote, madridista el que no bote’’. ‘El perfil de Cristiano Ronaldo, el crack del Manchester United, es el idóneo para ser jugador del Real Madrid. No le bastó con mostrarse prepotente el día anterior al partido, asegurando que eran mejores que el Barça y lo demostrarían, sino que cuando comprobó que no era así, tiró de malas artes y chulería. Provocó todo lo que pudo y más. Vamos, que ‘huele’ a merengue’.

Y para quien piense que esto son sobradas de forofo con acceso o columna impresa, no hay más que ver a los culés de Madrid, que fueron a celebrar el título a la fuente de Cibeles, donde el Real celebra los suyos. Supongo que habrá algún ser mitológico griego que dé nombre a este tipo de complejo, pero si no, el Barça podría darle el suyo tranquilamente. Incluso ese canto de 'eo, eo eo, esto es un chorreo', suena más a recuerdo del 2-6 en el Bernabéu y a restriegue de morros que a alegría propia. Como se ve, esta necesidad de referir todos los logros propios a los que consigue o deja de conseguir el Madrid es algo que se nota desde veteranos columnistas hasta jóvenes seguidores, pasando por algunos de los jugadores del club. No es una excepción, se ve que está muy metida en la esencia del club, y precisamente la naturalidad con la que sale a la luz lo demuestra, a veces con toques un tanto siniestros como mencionar sólo poblaciones catalanas en el chiste ese de sitios que tienen los mismos tripletes que el Madrid (sólo hay una de fuera, que es la localidad albaceteña donde nació Andrés Iniesta), como si no hubiera culés en ninguna otra parte, o esa inquina a la chulería de Cristiano Ronaldo, cuando el Barça tiene en sus filas al jugador más chulesco del mundo, que es Samuel Eto’o, uno que agradece que el Madrid lo sacara de adolescente de Camerún, y que llegó a ganar una Copa Intercontinental con el club blanco, cantándole años más tarde ‘Madrid, cabrón, saluda al campeón’ con cara de alumno aplicado que quería demostrar a los ultras barcelonistas cuánto había aprendido. De hecho, la forma de descubrir quién un bocazas que se merece los mismos epítetos que dedique y quién no, es preguntarle qué opina de este episodio: quien lo aplauda y diga que sí señor, dales caña, se merecerá la caña que otros le den otro día. Quien le ría la gracia como algo inofensivo, habrá de aguantar que le llamen cabrón cada vez que el otro levante copas. Quien lo rechace como una infantilada peligrosa por además dar mal ejemplo será un culé con 'seny' de los que dan tan buen nombre al club como el estilo de juego actual.

Cuando en 1994 el Manchester United ganó el doblete de Liga y Copa, apareció un libro sobre la hazaña cuya portada era un Alex Ferguson extático rodeado de los trofeos ganados. ¿El título del libro? ‘Are you watching, Liverpool?’ Otro caso igual: se logra una hazaña histórica, y todo lo que se puede pensar es en el rival superior, que como en el caso del Barça y el Madrid, llevaba más ligas y copas europeas que él. Este año el United ha empatado a 18 ligas inglesas con el Liverpool, y se sigue viendo que tras tantos años de dominar a su rival, siguen con complejos. De hecho, cuando Ferguson llegó al United hace 23 años, su objetivo declarado era ‘to knock Liverpool off their fucking perch’ – bajar al Liverpool de su puto pedestal. Será porque Ferguson es escocés, un país cuyo himno ‘nacional’ (por así decir, ya que Escocia no es una nación independiente) incluye versos dedicados a un rey inglés. Pues nada, seguid así, y algún día podrán, como el Frente Atlético, en sus bufandas, la palabra ‘antimadridista’ como sello de su personalidad. ¿Quién soy yo? Lo contrario de otro. Vale. Yo, por mi parte, prefiero recordar del Barça la razón por la que mi padre se hizo de ellos: en la Galicia rural de los 50, su escuela escribió a clubes famosos pidiéndoles camisetas para el el equipo escolar. Sólo el Barcelona lo hizo (ni siquiera el cercano Dépor), y una generación entera del mismo pueblo se hizo culé con acento gallego del prohibido por su paisano Franco. Es el tipo de historia que de haberla sabido yo antes, me hubiera hecho del Barça también, pero en el fútbol eso no vale. Cuando escoges, celebras o te aguantas. No se puede cambiar de equipo. Lo más que puede llegar a conseguir un máximo rival es a ganarse tu admiración, y de sus actos depende el ganársela. Ayer los aficionados del United despedían a Iniesta, el manchego que el Barça gusta de llamar 'de su cantera' con aplausos ante su exhibición. Pues sí, por eso se los merecen. Pero por lo otro, no.

Y para que quien pase del fútbol encuentre algo de provecho en esta reflexión, yo creo que definirse por el contrario a lo que son otros es uno de los principales signos de debilidad e inmadurez que se pueden demostrar, sean feministas eternamente molestas por lo que digan los machos, políticos eternamente tomando la postura contraria a la que adopta alguien del otro partido, o naciones y nacionalidades hechodiferenciadas por el vecino que tienen al lado. Este equipo de fútbol no necesita hacer eso, y cuanto antes se quiten esa costumbre tanto ellos como sus aficionados y forofos con columna, mejor les irá. Así que enhorabuena por el fútbol, pero aplicaos el Test Eto’o, y hacéoslo mirar quien lo necesite.

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domingo, 24 de mayo de 2009

Las Rosas Regás y los pavonazis

Lenka
en Esperando a los Búhos

Todos los fines de semana escucho La Rosa de los Vientos, y después, por pura pereza, dejo la radio encendida, lo que significa que me duermo con Salas y me despierto con Herrera. Estoy tan acostumbrada al ritual que casi me cuesta dormir sin ese runrún de vocecitas de fondo. Hoy he vuelto al mundo de los vivos oyendo comentarios sobre Eurovisión a los que no hice demasiado caso y más tarde un par de anécdotas a las que tampoco habría prestado mayor atención de no ser por el desafortunado comentario final. Os cuento.
Charlaban Herrera y sus contertulios y uno de ellos mencionó que, según palabras de Luis Aguilé (del que sólo recuerdo algunas imágenes en blanco y negro en programas nostálgicos, y que desde mi óptica de niña era un gigantón con pinta de borracho graciosete) el susodicho se había acostado con trescientas mujeres antes de sentar la cabeza. Bien. Vale. Risas cómplices y un par de bromas sobre si las señoras creerían que el desmesurado tamaño de sus corbatas era indicativo de otros tamaños más interesantes.
A renglón seguido, se nos cuenta que la escritora Rosa Regás ha dicho tajantemente haber follado todo lo que ha querido en la vida, especificando además que, si se le retrasaba un vuelo, aprovechaba la obligada espera en el aeropuerto para echar un polvo con algún desconocido. No hubo risas cómplices, ni aplausos a la brava señora, ni siquiera alguna chanza sobre lo morada que se habrá puesto si solía volar con Iberia. El comentario fue: "viéndola ahora, quién diría que tuvo tal poder de seducción?"

Rosa Regás es una mujer mayor, por lo que, en nuestra cultura de culto al cuerpo dictatorial en la que una actriz de cuarenta años es poco menos que una anciana, podemos afirmar que ya la consideramos (a la escritora) invisible, asexual y con un pie en la tumba. Cosa que no nos ocurre con Connery, con Julio Iglesias o con el anteriormente citado Luis Aguilé, que, francamente, nunca fue un Adonis. Existe, desde luego, un feminismo radical y feminazi, y existe un machismo radical, nazi y castrante. Y luego existe el otro machismo, ese tontorrón, infantil, bobo de baba, asumido, normalizado y corriente que, si me permitís, voy a bautizar como "pavonazi", porque es al mismo tiempo una perpetuación de la imbecilidad adolescente y una exhibición bastante ridícula de hombres pavo real.
Hugh Heffner es un héroe para muchos, genio y figura, un tipo divertido, un vividor, qué bien se lo monta (y se las monta), toma ya, con dos cojones. Cómo nos reíamos con el doctor Iglesias Puga, siempre dispuesto a contarnos sus hazañas de Tenorio. Son legión los hombres ilustres que han puesto cifra a sus conquistas, que se han rodeado hasta el final de nínfulas hermosas y nos han admirado por sus ganas de vivir y su alegría. Con qué saña, sin embargo, hemos tratado siempre a la mujer madura que ha conquistado al hombre joven. Qué ridícula la hemos considerado siempre. Como si ser un abuelo en batín, adicto a la viagra y rodeado de pencas tetudas vestidas de conejas no fuera también abrumadoramente ridículo, hortera a más no poder y ligeramente patético. Por qué entonces lo uno nos parece admirable y lo otro no?

Le buscamos a todo razones biológicas, químicas, neurofisiológicas y la madre del cordero. Pero no dejo de pensar que, al fin y al cabo, por exacta que sea una ciencia, no siempre se libra de nuestra interpretación. De nuestra visión, nuestros prejuicios, nuestra moral, nuestras costumbres. Nos han dicho que el macho es infiel por naturaleza, que es conquistador, seductor, no puede evitarlo. En su instinto está propagar la semilla. Y, como puede propagarla hasta el fin de sus días y la mujer no, pues qué le vamos a hacer. No es machismo, es la naturaleza. Por eso el macho busca hembra joven y fértil. No es por vicio. Es memoria genética.
Lo que nunca nos dicen es que, quizá por esa regla de tres, la mujer es por naturaleza promiscua, buscando siempre el mejor partido para sus cachorros, la mejuor herencia posible, el néctar más poderoso. No nos han dicho que quizá lo más natural sea que ellas piquen de flor en flor, siempre subiendo el listón. No por vicio, claro. Y que, una vez llegada la infertilidad, que se vuelvan aún más promiscuas, con la esperanza de encontrar a un macho que cuide de ellas en la vejez. Uno más joven y fuerte, naturalmente. Con la ventaja, además, de no acarrearle el esfuerzo añadido de ampliar la prole. Mientras tú, querido efebo, esparces la semilla entre las mozalbetas, conmigo puedes estar tranquilo. Conviérteme en tu reina madre. Pero no, parece que la biología sólo justifica lo que quiere justificar.

Este machismo infantilón no sólo niega el presente y el futuro a la mujer madura. Le niega, además, su pasado. Pasada cierta frontera la mujer no sólo ya no es, es que no fue. Queda borrada, anulada. No es sólo que Connery sea un galán a sus casi ochenta años y en cambio Meryl Streep no sea una mujer fatal a sus sesenta (sí, habéis calculado bien, son exactamente veinte añazos menos), es que no lo fue nunca. Para eso tendría que haberse muerto joven, como Monroe, o retirarse del mundo, como Greta. Cualquier cosa antes que obligarnos a ver su decrepitud. Rosa Regás (adoptada inmediatamente entre mis queridas Mujeres Malas) fue joven, por si lo dudáis, y fue lozana, rozagante, hermosa, carnal y llena de vida. E hizo muy bien si se folló a todo lo que se movía haciendo muescas en los lavabos de los aeropuertos. Y haría muy bien si hoy día siguiera moviendo las caderas siempre que tuviera ocasión. Aunque nos pareciera sumamente estúpida y ridícula, nos diera una lástima no exenta de crueldad y envidia malsana. Aunque nos obligara a pensar que nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas, esposas e hijas (horror!) también follaron todas ellas lo que quisieron o pudieron, y muchas de ellas menos de lo que deseaban, y otras muchas más de lo que confesarían seguramente por miedo a que algún corrillo de cincuentones pavonazis y vanidosos se rieran por lo bajo descreídos.

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domingo, 10 de mayo de 2009

¿Amar es una cuestión de querer hacerlo?

Juan
Adicto a la gente

El amor hay que alimentarlo. Lo que tú hagas por aumentar el amor del otro es importante, no cabe duda. Sin embargo, creo que es aún más importante lo que uno mismo forje por alimentar su propio amor hacia el otro. Pero antes de que llegue el amor suelen suceder una serie de pasos:

Paso 1: ATRACCIÓN
Lo que nos atrae de la persona amada suele ser un misterio. Muchas veces, la persona de la que nos enamoramos, nada tiene ver con el ideal que nos hemos fabricado. Nos gustan más las morenas y ella es rubia, la queríamos alegre y es tremendamente seria, nos encantaban las que son muy abiertas pero ella es muy cerrada. Sin embargo, algo nos atrae, a veces de forma muy intensa, hacia esa persona. En este primer paso de enamoramiento poco podemos hacer de manera activa. Nos ha cautivado sin saber cómo y pudiendo hacer poco para evitarlo. De la misma manera, sucede lo contrario: una persona que creemos ideal para compartir la vida con ella, por más que lo intentemos, no somos capaces de enamorarnos de ella.

En este primer paso, poco podemos hacer para resistirnos al embelesamiento que sentimos o a no conseguir enamorarnos de la persona que creemos adecuada. Es una cuestión en que no entran a formar parte la razón, la lógica.

Paso 2: ENAMORAMIENTO
El enamoramiento también es irracional. Comienza con la atracción especial que no sabemos de dónde viene y, si las cosas se desarrollan de forma adecuada, aparece la pasión del enamorado, que no es más que un trastorno mental transitorio grave, en donde desaparecen por completo el sentido de la realidad y toma el mando el mundo de la distorsión. De pronto, nos sentimos más vivos que nunca, entramos en un estado de alerta máxima e hipersensibilidad y nuestra existencia adquiere una intensidad brutal, disfrutando como nunca de lo bueno y sufriendo como nunca de lo malo. Y lo más importante, desaparece el más mínimo atisbo de crítica hacia el ser amado y lo colmamos de virtudes que no suelen tener nada que ver con la realidad. Deificamos al que no es más que una persona. Todo esto no sucede porque sí, se produce por un entrecruzamiento de sustancias en nuestro cuerpo que se parece bastante a lo que acontece en diversas psicosis.

Dicen que este estado de locura (ya digo que bioquímicamente es muy similar a las psicosis) sólo dura una media de 9 meses. Tras este lapso pueden suceder varias cosas:

1. Te das cuenta que la persona adorada, no sólo no es maravillosa sino que es del todo impresentable. Simplemente, no te conviene. La psicosis da paso a la razón y terminas la relación.
2. Sucede lo mismo que en el punto uno, pero te emperras en continuar esa relación por un sentido del romanticismo y por confundir el amor con el enamoramiento. Lo más probable es que se convierta en una relación tórrida, enferma, que impide el crecimiento personal y abonada al sufrimiento e, incluso, al maltrato mutuo y a la falta de respeto.
3. La venda se cae, pero te das cuenta que, aunque tiene defectos, te conviene. Se inicia una nueva relación basada en el conocimiento y el respeto mutuo. Se va profundizando en el otro. Es una buena base para un amor sano y duradero.
4. La venda se cae, el otro te conviene, pero tú no le convienes a él. Sólo quedan dos opciones: perder tu propia dignidad y rogar, pedir, exigir, perseguir o hacer la vida imposible al otro dando rienda suelta a la venganza o saber terminar una relación, con todo el dolor de tu corazón.

Paso 3: AMOR
El amor ya tiene una mezcla de razón y de sinrazón. Ya no es del todo una locura, sino que hay un componente de cordura. Un cóctel que, si tiene las proporciones adecuadas, puede resultar maravilloso pero, si predomina en exceso una de los dos elementos, puede resultar en una experiencia difícil e insatisfactoria.

Demasiada lógica puede derivar en una frialdad y una monotonía que va matando poco a poco este sentimiento tan maravilloso.

Demasiada pasión puede derivar en unas fuertes emociones, tanto positivas como negativas, en donde el sufrimiento puede no dejarnos crecer y madurar de forma adecuada.

Paso 4: MANTENIMIENTO DEL AMOR
Para que el amor conseguido sea duradero, es necesario dar pero, como en otras ocasiones he defendido, es incluso más importante saber recibir al otro. Podemos seguir amando si así lo queremos o, podemos ir desamando si así lo decidimos, consciente o inconscientemente. Y muchas veces no depende de lo que el otro haga o deje de hacer, sino que puede depender más de cómo valoremos lo que el otro es o hace. Si nos ponemos las gafas de ver defectos, poco a poco dejamos de ver especial a la pareja. Si nos ponemos las gafas de ver virtudes seguimos regando la relación. Nuestra propia subjetividad mantiene o aleja el amor.

Muchas pueden ser las circunstancias que nos animen a ponernos unas u otras gafas. Pero no me gustan. En este paso 4, creo que deben predominar la razón y la objetividad. Mantener el amor, pero no a toda costa, sino basándonos en la realidad compleja del otro, en sus cambios y su desarrollo en relación con el nuestro. No tener gafas, sino ojos racionales que valoren en su conjunto a la persona amada y, de esta forma, aceptarla con todas sus consecuencias o dejarla si, lo que un día fue amor, se ha convertido en otra cosa.

AMOR SIN ATRACCION PREVIA NI ENAMORAMIENTO
Podemos pasar de estos pasos anteriores y decidir emparejarnos por interés, tras encontrar en el otro elementos que te pueden ayudar a mejorar, a crecer, aunque no haya enamoramiento de por medio. Muchos matrimonios han sido felices de esta manera. Parejas que comenzaron así, si bien nunca han llegado a sentir esa pasión especial del enamoramiento, han llegado a sentir un profundo amor y han establecido una pareja maravillosa y enriquecedora. Probablemente, este tipo de parejas haya sido el más abundante a lo largo de la historia y no siempre han escogido los miembros de la pareja, sino los padres de la misma. Por supuesto que muchas han fracasado, pero otras sí han conseguido el amor a través de uniones tan poco románticas.

Esto me lleva a pensar que ni la atracción ni el enamoramiento son imprescindibles para llegar al amor. El conocimiento profundo después de años de convivencia puede obrar esta maravilla. Para llegar a este punto quizás sea más importante haber sabido recibir y respetar al otro antes que lo que has o te han dado.

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sábado, 9 de mayo de 2009

Veinte años sí que son, sí

Rogorn
en Blogorn

En los libros de historia suelen contarte por un lado que las cosas pasan de forma gradual, y que eso de las eras, las épocas, las edades y las revoluciones no se dan de golpe y porrazo. Al mismo tiempo, es inevitable recordar fechas en las que se sabe que pasaron cosas, y examinar de cerca qué pasó y por qué es importante. Así, en los libros del cole te cuentan (o contaban) lo de 1492, con su conquista de Granada, su explusión de los judíos y su descubrimiento de América. Lo de 711, con los Omeyas invadiendo la península y matando a don Rodrigo. Lo de 1789, con la revolución francesa. 1939, con el final de la Guerra Civil Española y el comienzo de la Segunda Mundial. 1848, con sus revoluciones por toda Europa. Y tantas otras. Todas esas páginas, imágenes y relatos producen la sensación de que sí, las cosas debieron haberse movido y de preguntarse como tuvo que haber sido vivir todo aquello.

1989 es probablemente el último año comparable con todo esto, y para entonces yo ya estaba en el mundo este, y con edad de entender las cosas. Fue el año en que me aficioné definitivamente a leer el periódico con la mayor frecuencia posible, a lo cual he de decir que ayudó el que estaba en un sitio donde lo tenían todos los días, el local y el nacional, y los podía leer gratis total. Porque, querida gente menor de 20 años, aquél fue el año, entre otras cosas más conocidas, en que se planteó la idea de internet. La tecnología y parte de los usos principales ya existían, sobre todo para uso militar, pero se considera una propuesta escrita por el británico Tim Berners-Lee en marzo de ese año como el momento fundacional de la internet moderna que conocemos hoy. Al año siguiente ya estaba en marcha, y el resto es historia que se sigue escribiendo. En un año famoso en principio por la caída del comunismo y el (supuesto) final de la Guerra Fría, nada ha cambiado tanto la vida de la gente como este medio de comunicación, para bien y para mal. Seguramente, quien estaba en un país privado de libertades, aprecia ese año más por el hito político que por el tecnológico, pero internet y los teléfonos móviles, que ya existían, y eran, literalmente, del tamaño de ladrillos, han cambiado la vida de todo el mundo. Y antes de que se me diga que los pobres muertos de hambre de África no tienen acceso a este tipo de lujos (ni a ningún otro), diré que incluso en esos casos la influencia es enorme, con la posibilidad de conocer las situaciones instantáneamente, donar dinero, comunicarse entre la gente que trabaja allí, etc. En este tema, igual veinte años no han sido nada (es más, probablemente la situación ha ido a peor en muchos casos), pero al menos hay una manera más de arreglar las cosas. Sólo falta querer.

Aquellos periódicos y televisiones del 89 prácticamente cada día traían un evento histórico, sólo para verse superado a las pocas semanas por algo todavía más importante. La caída del comunismo era lo que dominaba las noticias, con las aperturas progresivas (o no tanto) en Polonia o Hungría. O también en Checoslovaquia, Yugoslavia y la URSS, cosas que ya no existen y que parecen viejas ya sólo con nombrarlas. Alemania lo hizo al revés, y de dos que había hicieron una, tirando muros literalmente. El 6 de febrero un germanooriental de 20 años, Chris Gueffroy, murió disparado por los guardas al intentar cruzar el de Berlín a la desesperada. El 9 de noviembre se abrió definitivamente, tirado abajo por dirigentes y por el propio pueblo. Si hubiera esperado sólo nueve meses hoy tendría 40 años y estaría preparando las celebraciones (que no simples rememoraciones, ya que esta vez la ocasión lo merece). China trajo la inmortal imagen del hombre solitario ante los tanques en Tiananmen (creo que aún no se sabe a ciencia cierta quién era, ya que se lo llevaron y no se volvió a saber de él: en una era donde ya se empezaba a saber todo de todos, es quizá el último vestigio del héroe anónimo), y en Rumania fusilaron al dictador Ceaucescu por las bravas un día de Navidad. Recuerdo que Televisión Española (de aquella con La Uno y La Dos se paraba de contar) ya había emitido su resumen del año anual un día o dos antes, y por tener tanta prisa dejaron fuera una de las cosas más importantes. No cabían tantas cosas en un año solo.

Pero aparte de todo esto, que es lo que primero viene a la mente es nada más que la punta del iceberg. Muchos sitios hay que lo cuentan mejor, y supongo que habrá libros y números especiales de suplementos de los domingos, así que quien le eche el ojo a uno, que lo lea y que añada sus propios recuerdos, aunque quizá desde la barrera, porque aquello fue historia de verdad. Unas pocas notas para ilustrar:

1 de enero - Entra en vigor el Protocolo de Montreal, ratificado por 29 países y la CEE, para proteger la capa de ozono.
11 de enero - La policía francesa detiene a Josu Ternera, máximo dirigente de ETA.
3 de febrero - En Paraguay es depuesto el general Alfredo Stroessner como consecuencia de un golpe de estado liderado por el general Andrés Rodríguez.
4 de febrero - El cirujano y urólogo español Aurelio Usón finaliza con éxito el cambio integral del sexo a una mujer mediante la "técnica Shangai", nuevo método quirúrgico.
6 de febrero - Treinta mil soldados soviéticos abandonan Afganistán, mientras la capital, Kabul, queda sumida en el caos.
11 de febrero - Barbara Clementine Harris, sacerdotisa de la iglesia episcopaliana, se convierte en la primera mujer ordenada obispo.
14 de febrero - El primero de los veinticuatro satélites que conforman el sistema GPS es situado en su órbita. En Irán, el Ayatolá Jomeini hace un llamamiento a los musulmanes del todo el mundo para ejecutar al escritor angloindio Salman Rushdie, por entender que su obra 'Los versos satánicos' ofende al Islam.
e Pelat, amigo personal de Mitterrand, es procesado en París por el caso Pechiney.
17 de febrero - Concluye la segunda cumbre magrebí en Marrakech, con un pacto defensivo y el nacimiento de la Unión del Magreb Árabe.
23 de febrero - Se producen multitudinarios funerales por el recientemente fallecido emperador de Japón Hirohito.
24 de febrero - El Consejo de Ministros español aprueba la plena incorporación de la mujer a todas las armas, cuerpos y escalas de las Fuerzas Armadas, aunque sin obligación de cumplir el servicio militar.
22 de marzo - Más de cien mil personas abandonan Beirut, ciudad sometida a continuos bombardeos por parte del ejército sirio y sus aliados de las facciones musulmanas drusas, en lucha con las fuerzas cristianas del general Michel Aoun.
23 de marzo - Se legaliza el derecho a la huelga en Hungría, segundo país de la Europa del Este que lo reconoce, tras Polonia.
24 de marzo - El petrolero Exxon Valdez, con una carga de 1,48 millones de barriles de crudo, derrama en la bahía de Prince William Sound, Alaska, 37.000 toneladas de hidrocarburos.
29 de marzo - Se inaugura la Pirámide del Louvre como nueva entrada al museo.
5 de abril - El movimiento sindicalista polaco Solidaridad es legalizado y así puede presentarse a elecciones generales.
7 de abril - El Parlamento polaco aprueba por gran mayoría la reforma constitucional y de las leyes sobre libertad sindical, asociación y ordenación electoral, pactadas por el Gobierno y la oposición.
15 de abril: Inglaterra: En el estadio de Hillsborough mueren 96 personas aplastadas contra la valla de seguridad. Se inicia la revuelta de la plaza de Tiananmen tras la muerte de Hu Yaobang, dirigente aperturista del PCCh.
19 de abril - El Parlamento Europeo declara el idioma catalán como una lengua oficial más de las instituciones europeas. Tras el fin de la tregua de ETA, el Gobierno español inicia la expulsión de etarras de Argel, empezando por los negociadores.
14 de mayo - Carlos Saúl Menem es elegido presidente de Argentina.
2 de junio - Biólogos italianos descubren el mecanismo para crear animales transgénicos en laboratorio.
4 de junio - China: Protestas de la Plaza de Tian'anmen de 1989. Las protestas y manifestaciones de estudiantes concluyen con una dura represión por parte del gobierno chino que causan un gran número de muertos y heridos.
5 de junio - "El rebelde desconocido" detiene por cerca de media hora a una columna de tanques durante la Revuelta de la Plaza de Tiananmen.
4 de julio - En Medellín (Colombia), Antonio Roldán Betancur, Gobernador de la provincia de Antioquía, muere junto con cuatro personas en un atentado terrorista con coche bomba. Los autores de la explosión son miembros del Cartel de Medellín.
5 de septiembre - La Federación Internacional de Atletismo le quita el récord mundial de velocidad al atleta canadiense Ben Johnson por dopaje.
12 de septiembre - El Parlamento polaco otorga su confianza al gabinete propuesto por Tadeusz Mazowiecki, primer gobierno no comunista desde la Segunda Guerra Mundial.
5 de octubre - El Dalái Lama, líder religioso y político tibetano, es galardonado con el premio Nobel de la Paz.
19 de octubre - Incidente nuclear de Vandellós I, España.
23 de octubre - Se funda el diario El Mundo del siglo XXI en Madrid.
29 de octubre - Tercera mayoría absoluta consecutiva para el PSOE en las elecciones generales. Felipe González Márquez es reelegido Presidente del Gobierno.
9 de noviembre - La República Democrática Alemana (RDA) decide la apertura de sus fronteras a Occidente. Cae el muro de Berlín, cerca del cual perdieron la vida 79 personas al intentar franquearlo.
16 de noviembre - El Salvador: en plena vigencia del estado de sitio y en medio del toque de queda impuesto por el Gobierno, un comando formado por miembros del Batallón Atlacatl irrumpe en una de las residencias de los sacerdotes jesuitas de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" de San Salvador y asesina a seis sacerdotes y a dos empleadas (una de ellas menor de 15 años). Entre los asesinados se encuentra el rector de la UCA, Ignacio Ellacuría, y el director del Instituto de Derechos Humanos de esa Universidad, Segundo Montes.
6 de diciembre - Colombia: el edificio del DAS, en el sector de Paloquemao en Bogotá, es destruido en un atentado terrorista por un camión cargado con 500 kilogramos de explosivos: mueren 70 personas y otras 600 quedan heridas, además de centenares de locales comerciales destruidos. Se salva Miguel Alfredo Maza Márquez, director de la institución. El acto fue provocado por Pablo Escobar y el Cartel de Medellín.
17 de diciembre - Primera emisión mundial de la serie 'Los Simpson'.
20 de diciembre - El Ejército de Estados Unidos invade Panamá, cuyo objetivo era deponer a Manuel Antonio Noriega y establecer el gobierno electo de Guillermo Endara.
25 de diciembre - Nicolae Ceauşescu, presidente de Rumania, es ejecutado junto a su mujer por un grupo de soldados, tras una condena a muerte decretada por una corte marcial.
29 de diciembre - La Asamblea Federal de Checoslovaquia elige unánimemente al dramaturgo Vaclav Havel nuevo presidente del país. Se pone en marcha el índice Ibex 35 de la Bolsa de Madrid.

Nacen: Daniel 'Harry Potter' Radcliffe y Hayden 'animadora de 'Héroes'' Panettiere. Es pronto aún para saber quién más nacido en este año será importante en el futuro. Mueren el emperador Hirohito, Salvador Dalí, Sergio Leone, el Ayatolá Ruhollah Jomeini, Laurence Olivier, Herbert von Karajan, Georges Simenon, Irving Berlin, Graham Chapman (Brian en 'La vida de Brian'), Bette Davis, Dolores Ibárruri 'La Pasionaria', Carlos Arias Navarro, Fernando Martín (jugador de baloncesto), Lee Van Cleef, Samuel Beckett, y Nicolae Ceausescu.

Se publica 'Los pilares de la tierra', de Ken Follett. La Copa de Europa, para el Milan (4-0 al Staeua), la Recopa para el Barça (2-0 a la Sampdoria), y la Liga y la Copa para el Real Madrid. En cine, tenemos 'Abyss', 'Batman', 'Black rain', 'Cinema paradiso', 'El club de los poetas muertos', 'Indiana Jones y la última cruzada', 'La sirenita', 'Nacido el cuatro de julio', 'Regreso al futuro 2' y 'Tiempos de gloria'.

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