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Este es un blog dedicado a las opiniones e impresiones, sobre todo y sobre nada, de quienes las escriben. Cada uno con su visión e ideas sostiene con su columna una parte importante del edificio. Siéntense a su sombra, hagan corrillo, beban de sus fuentes, ríanse, emociónense, abúrranse, comenten la jugada, o incluso añadan su propio fuste y capitel. Que lo disfruten.

viernes, 23 de enero de 2009

Decodificando a Obama

Rogorn
en Blogorn

Después de llevar dando la castañita con el ala oeste (de verdad) desde hace año y pico, no es momento ahora de dejar el tema de lado, ¿no?

Explicar el fenómeno Obama llevaría mucho tiempo y hay quien lo ha hecho mucho mejor de lo que yo podría nunca, así que, ahora que ha llegado la hora de la verdad, vamos a ver si a partir de ahora dice digo o Diego. Lo primero que ha dicho Obama como presidente es esto, pero como dirían los acólitos de Warren Sánchez, ‘analicemos la frase’.

“Son ya 44 los estadounidenses que han prestado juramento como presidentes. Lo han hecho durante mareas de prosperidad y en aguas pacíficas y tranquilas. Sin embargo, en ocasiones, este juramento se ha prestado en medio de nubes y tormentas.”

Una de las cosas que más se han observado sobre el discurso es lo oscuro que resulta, debido a estas imágenes de meteorología adversa, que además se correspondían con el frío invernal en que siempre ocurren las tomas de posesión (siempre son en enero). Se sabe que Obama es un gran orador, pero desde la crisis económica, parece haber renunciado cada vez más a lucirlo, incluso cuando es lo que la gente le pediría.

“Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era.”

Al decir ‘nuestra incapacidad’, claramente es un eufemismo para referirse al presidente saliente, George Bush, ya que Obama apenas llevaba cuatro años en el senado, en el partido de la oposición, además. En cuanto a la ‘codicia e irresponsabilidad’ que ‘ha debilitado’ a la economía, es una clara alusión a los bancos y al ansia de dinero fácil, algo que no puede quedar a merced del capitalismo libre. El riesgo de abuso económico es el principal fallo de este sistema, y se necesita una regulación. De hecho, el propio partido republicano, supuestamente enemigo del estado centralizado, y defensor a ultranza de la iniciativa privada (y el que no sepa manejarse en ella, que se aguante) fue quien primero pidió ayuda a ese mismo estado para rescatar la caída de algunas grandes empresas, como la automovilística, con la excusa de que su ruina era la de todos. Con lo de ‘preparar a la nación para una nueva era’ Obama se refiere a que ese dinero invertido ha de ser no para que todo quede como está, sino para que esas industrias se sostengan por su propio pie. ¿Cómo? Por ejemplo, adaptando esos automóviles al futuro verde que se ha de construir si no queremos cargarnos el planeta. Para eso sí merece la pena dedicar dinero.

“Nuestras escuelas tienen demasiados fallos.”

La educación es la ‘bala de plata’ que acabaría con todos los males, según muchos teóricos, pero ese es un problema que tienen todas las sociedades, y desde el punto de vista occidental, el reto está en cómo educar a una juventud que no quiere ser educada o que sólo quiere saber lo necesario para subsistir sin responsabilidades y entretenerse con televisión, juegos y ocio. Uno de los principales debates en este tema es si eliminar la ‘teacher tenure’, el puesto asegurado a los profesores, con lo cual se los quiere inspeccionar más y apartar de la profesión a los que no den la talla, retirándoles el empleo. Se cree que, con el incentivo de evitar el paro, los profesores a su vez enseñarán mejor a sus alumnos. Por supuesto, la furia de los sindicatos de enseñanza está evitando tal medida. Eso y que el número de profesores bajaría dramáticamente si con todos los problemas que tienen además se les quita la seguridad laboral.

“Cada día trae nuevas pruebas de que nuestros usos de la energía fortalecen a nuestros adversarios y ponen en peligro el planeta.”

Curiosa manera de expresarlo, poniendo por delante del peligro ecológico el hecho de que la compra de petróleo a Oriente Medio está mandando dinero americano a una zona donde los Estados Unidos no son muy apreciados. No creo que el miedo a hacer más fuerte al enemigo lleve a reducir el uso de combustible fósil en el país, pero para quien cuele, colará.

“Menos fácil de medir pero no menos profunda es la destrucción de la confianza en todo nuestro territorio, un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y la próxima generación tiene que rebajar sus miras. (…) Pero debes tener clara una cosa, América: los resolveremos.”

Contra lo mencionado anteriormente de que los comentaristas han calificado de oscuro y hasta pesimista el discurso, yo creo que es más bien realista, y que cada mención de una realidad negativa va seguida de una llamada a la acción y el ánimo. No pueden valer disculpas de que ‘ya nos toca entrar en declive y no hay nada que podamos hacer para evitarlo’, ni que ‘es que es el momento que nos ha tocado vivir, y la generación anterior lo tuvo más fácil’. ‘Los resolveremos’ es el tipo de afirmación típica que muchos tachan de americanada barata, pero que es cierta: si no se cree, no se conseguirá.

“Seguimos siendo una nación joven, pero, como dicen las Escrituras, ha llegado la hora de dejar a un lado las cosas infantiles.”

En Estados Unidos se sigue jurando el cargo sobre Biblias, y es bien sabido que Obama se ha empeñado en usar la misma que utilizó Abraham Lincoln. Por otra parte, recordemos las calumnias sobre que el segundo nombre de Obama, Hussein, indicaba que era musulmán. Mencionar las Escrituras nunca viene mal para tranquilizar a unos cuantos.

“Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, sabemos que esa grandeza no es nunca un regalo. Hay que ganársela. Nuestro viaje nunca ha estado hecho de atajos ni se ha conformado con lo más fácil. No ha sido nunca un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo, o no buscan más que los placeres de la riqueza y la fama. Han sido siempre los audaces, los más activos, los constructores de cosas -algunos reconocidos, pero, en su mayoría, hombres y mujeres cuyos esfuerzos permanecen en la oscuridad- los que nos han impulsado en el largo y arduo sendero hacia la prosperidad y la libertad.”

En otras palabras, aquí nunca se le ha regalado nada a nadie, y el hecho de que entre un partido ‘de menos derecha’ al poder con un candidato hasta ahora considerado de los más liberales del Senado (ya veremos desde ahora) no va a significar que Papá Estado se vaya a ocupar de todo. Aquí toda la vida medró el que se lo curró, y el llamamiento es a que la gente prefiera buscar trabajo con ahínco si no lo tiene que a pedir subsidio de paro. O en palabras del discurso de investidura de Kennedy, ‘no preguntéis qué puede vuestro país hacer por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por vuestro país’.

“El periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar.”

Aquí supongo que cada uno puede leer lo que quiera en cuáles son ‘los estrechos intereses’. En Estados Unidos, el sistema político hace que sea casi imposible que un solo partido controle todos los resortes del poder. Ahora mismo, los demócratas se considera que tienen casi excesivo, cuando ni siquiera tienen lo que en Europa se llamaría una mayoría absoluta. O sea, sí sobre el papel, ya que sólo hay dos partidos representados, pero al no llegar al 60% de escaños en el Senado, el partido opositor todavía puede bloquear ciertas leyes usando diversas argucias legales a base sobre todo de posponer votaciones. ¿Qué pasa entonces? Que cada vez que se aprueba una ley sólo se consigue a cambio de que en sus diversos apartados tenga algo para todos los que tienen algún tipo de poder. Por ejemplo, construir un museo, o parque nacional, o un puente, o algo que traiga inversiones a un determinado estado. Si no hay eso, no hay voto, da igual el partido del senador o el apoyo que tenga en Washington: él (o ella) se debe a los votantes de su estado, y a éstos les da igual que los millones vengan con un partido u otro. Un ejemplo recientemente criticado es un proyecto de Museo de la Mafia para Las Vegas. Quizá no sea lo primero que se le ocurre a uno para gastar los fondos votados para paliar la crisis, pero en el estado de Nevada va a dar trabajo a la construcción y a quien trabaje en él. Este tipo de politiqueo estrecho es lo que siempre se critica y siempre se dice que se va a cambiar (incluso en discursos como éste), pero nunca es posible.

“Construiremos las carreteras y los puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que nutren nuestro comercio y nos unen a todos.”

Lo de las redes eléctricas en un discurso de investidura ha sido citado como la muestra más palpable de lo prosaico que a muchos les ha resultado. No necesariamente dicho en sentido negativo, sino descriptivo. Muchos quizá pensaban que la realidad ya es lo bastante prosaica, y que querían venir a escuchar algo que les levantara el ánimo y la sangre, casi en plan predicador.

“Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde.”
¿Incluye esto la investigación con células madre? ¿Y qué lugar ‘corresponde’ al creacionismo? Si para ustedes tampoco está claro, es por esto por lo que se le llama ‘política’.

“Utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes.”

‘Rebajar sus costes’, ha dicho. Recuérdese que Obama nunca estuvo a favor de la seguridad social universal, cosa que era su mayor diferencia con Hillary Clinton durante las primarias demócratas. Hillary, en un gesto de grandeza histórica (y realmente lo sería de conseguirlo, teniendo en cuenta el tipo de país del que hablamos), lo veía como una gran conquista que merecía la pena intentar conseguir y lo metió en su programa con un par. El plan de Obama sólo llega a que sea más fácil para cada ciudadano comprarse (de ahí lo de ‘rebajar los costes’) el plan privado que quiera, o añadir calidad al estatal. Obama en esto se demuestra bastante centrista (visto desde el punto de vista de allí).

“Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas. “

Este es el reto más factible y más visible. De igual forma que Estados Unidos salió de la crisis del 29 a base de ponerse a hacer obras públicas como bestias, ahora Obama ha identificado la renovación de las infraestructuras como parte clave de sus planes: hacer industrias más verdes, edificios que gasten menos energía en luz y calefacción, medios de transporte menos contaminantes… Si se conseguirá por deseo político o porque se acabe el combustible, eso ya será harina de otro cantar, que diría la modelo.

“La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno interviene demasiado o demasiado poco, sino si sirve de algo: si ayuda a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente, una sanidad que puedan pagar, una jubilación digna.”

‘The question we ask today is not whether our government is too big or too small, but whether it works.’ En un ‘speech’ que se ha catalogado de falto de palabras memorables, para mí es la frase del discurso. El debate sobre si es mejor un estado con muchas atribuciones o pocas, si debe recaudar mucho o poco, si debe regular mucho o poco, es extremadamente importante, pero de él el ciudadano no tiene por qué saber más que si fuera un debate sobre cómo hacer que una televisión o una aspiradora funcione mejor: lo que quiere es que funcione y punto. Los republicanos, en particular, usan este arma contra los demócratas todo el tiempo: que los demócratas siempre son partidarios de subir los impuestos, o sea, de quitaros el dinero gastado con el sudor de vuestra frente, para luego gastárselo en Museos de la Mafia. Menos regulación ya. Y luego, cuando el banco Robberson & Mangolovich aprovecha la desregulación para fundir capitales sin que nadie mire, nos acordamos de que hacienda somos todos. Si de algo tiene pinta Obama, y eso ha transmitido, es que puede ser quien encuentre el punto justo entre ambas cosas. El americano medio es trabajador y conocedor de su valía, y gran apreciador de lo que gana. Pero también sabe que las cosas se consiguen por medio de valor individual trabajando en equipo, y no hay equipo más grande que el propio país, por lo cual siempre buscan un entrenador que sepa lo que hace y cómo sacar lo mejor de cada uno.

Y por si cabía duda, vuelve a repetir lo de la ‘sanidad que puedan pagar’.

“Tampoco nos planteamos si el mercado es una fuerza positiva o negativa. Su capacidad de generar riqueza y extender la libertad no tiene igual, pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse, y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que ya son prósperos. El éxito de nuestra economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro producto interior bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.”

Extremadamente interesante y revelador. Aquí, básicamente, Obama viene a asegurar que no es un comunista en absoluto. Que Estados Unidos, bajo su presidencia, seguirá siendo un país de mercaderes, porque es el único sistema que se merece el ser humano mientras no aprenda a evitar corromperse. Así que, al menos, tengamos ‘un ojo atento’ para corregir lo malo que tiene de forma inherente: su gran capacidad para producir ‘prósperos’ y pobres en desigual medida. Y la llamada a ‘ofrecer oportunidades a todas las personas’ es de lo más americano que hay. Es aquello de la tierra donde la oportunidad está garantizada (no así él éxito, claro). Y más americano es todavía lo de que de caridad nada, y que dar de comer a todos es bueno más que por humanidad, porque te quita problemas y revoluciones engorrosas y artículos de periódico incómodos.

“En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros Padres Fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, elaboraron una carta que garantizase el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha perfeccionado con la sangre de generaciones. Esos ideales siguen iluminando el mundo, y no vamos a renunciar a ellos por conveniencia (...). Estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo.”

Me gusta el principio de no tener que elegir entre seguridad e ideales. Eso va dirigido directamente a Guantánamo. Aunque por otra parte, tampoco es que exprese ningún tipo de compromiso, y a los americanos les gusta su seguridad, la verdad. En cuanto al liderazgo, pues bueno, hay que recordar que en Europa la gente se sigue mofando de un país con 200 años y pico de historia nada más, pero llevan con los principios que luego adoptaron la mayoría desde que nacieron. Así que al César lo que es del César y al Presidente lo que es del Presidente.

“Nuestro poder no puede protegernos por sí solo, ni nos da derecho a hacer lo que queramos. Al contrario, sabían que nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención. Empezaremos a dejar Irak, de manera responsable, en manos de su pueblo, y a forjar una merecida paz en Afganistán. Trabajaremos sin descanso con viejos amigos y antiguos enemigos para disminuir la amenaza nuclear y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa, y a quienes pretendan conseguir sus objetivos provocando el terror y asesinando a inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no podéis romperlo; no duraréis más que nosotros, y os derrotaremos.”

De nuevo, palabras en la dirección correcta, pero sin compromisos hacia un lado ni hacia el otro. Es de admirar el deseo de contención y el poner el ejemplo democrático por delante de todo. Otra de las promesas firmes de Obama era retirarse de Iraq y avanzar hacia la paz en Afganistán (paz que puede que incluya guerra a muerte antes), y aunque parece que se van a ir dando pasos, habrá tropas americanas allí mucho tiempo. Este es uno de esos casos en los que las intenciones no van a ser lo mismo que los hechos.

“Porque sabemos que nuestra herencia multicolor es una ventaja, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y no creyentes. Somos lo que somos por la influencia de todas las lenguas y todas las culturas de todos los rincones de la Tierra; y porque probamos el amargo sabor de la guerra civil y la segregación.”

Por fin una parte un tanto personal. Obama puede verse como el presidente global, con ese padre africano, esa madre anglosajona, esa infancia asiática en Indonesia y sus principales raíces vitales en Hawaii, que no es Oceanía sólo políticamente. Viéndolo a él sí que se puede creer que cualquier cosa es posible y que se pueden superar todas las diferencias, no en plan nubes de algodón, sino de trabajo duro y demostrando con hechos y ejemplos que quien tiene prejuicios se equivoca.

“A esos líderes de todo el mundo que pretenden sembrar el conflicto o culpar de los males de su sociedad a Occidente: sabed que vuestro pueblo os juzgará por lo que seáis capaces de construir, no por lo que destruyáis.”

Otra gran frase, y que además se sostiene históricamente.

“A esas naciones que, como la nuestra, disfrutan de una relativa riqueza, les decimos que no podemos seguir mostrando indiferencia ante el sufrimiento que existe más allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta las consecuencias.”

Mmmmbueno. O sea, que gastaremos menos y donaremos más cuando vosotros lo hagáis también. Y así esperaremos unos por otros con la excusa perfecta.

“Porque, con todo lo que el gobierno puede y debe hacer, a la hora de la verdad, la fe y el empeño del pueblo norteamericano son el fundamento supremo sobre el que se apoya esta nación. La bondad de dar cobijo a un extraño cuando se rompen los diques, la generosidad de los trabajadores que prefieren reducir sus horas antes que ver cómo pierde su empleo un amigo: eso es lo que nos ayuda a sobrellevar los tiempos más difíciles. Es el valor del bombero que sube corriendo por una escalera llena de humo, pero también la voluntad de un padre de cuidar de su hijo; eso es lo que, al final, decide nuestro destino.”

Nueva llamada, y van como tres, a mover el culo del asiento. ¿Qué hay un huracán? Ve a ayudar, no esperes. Sin embargo, lo de compartir el empleo antes que perder puestos de trabajo no sé yo cómo lo verán los sindicatos, y los propios trabajadores. Bueno, sí sé cómo lo verán. Es muy posible que Obama pierda popularidad y votos por la izquierda y que llegue a la reelección apelando más al centro que otra cosa, incluso robando votos en territorio republicano.

“Que se cuente al mundo futuro... que en el más profundo invierno, cuando no podía sobrevivir nada más que la esperanza y la virtud... la ciudad y el campo, alarmados ante el peligro común, se apresuraron a hacerle frente. “

Cita a Washington en la guerra contra Gran Bretaña. De nuevo compara la crisis actual con un clima invernal o tormentoso. Aquí yo creo que se nota que los discursos no los escribe el propio Obama, sino su redactor de cabecera. Aunque Obama ha mamado desde pequeño la historia del país, él no deja de ser un segunda generación nada más, al menos por parte de padre. Su familia negra nunca fue esclava (la de su mujer sí, y no hay más que ver sus apellidos. El Obama suyo se hubiera perdido en el Atlántico y el Robinson de ella es nombre de esclavista blanco), a pesar de lo cual está justificada su admiración por Lincoln. Pero lo del ejemplo de Washington ya parece quedarle un poco demasiado lejano, creo yo. Eso debe haber ido dirigido más para la gente de la costa este, que siempre está super orgullosa de ser la cuna del imperio.

“Que los hijos de nuestros hijos puedan decir que, cuando se nos puso a prueba, nos negamos a permitir que se interrumpiera este viaje, no nos dimos la vuelta ni flaqueamos; y que, con la mirada puesta en el horizonte y la gracia de Dios con nosotros, seguimos llevando hacia adelante el gran don de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones futuras.”

Quizá aquí se acaba de condensar el tono general de un discurso muy disperso (y no por ello malo): que no se puede garantizar nada excepto el haberlo intentado lo mejor que pudimos. Y que si se flaquea, se le mire a la cara a los niños que serán la siguiente generación y se imagine uno diciéndoles que lo tenéis de colorines, chavales, con lo que os vamos a dejar. A veces, eso es lo único que empuja a uno a tirar para adelante. Como viene siendo desde siempre.

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